Micromanagement

El término Micromanagement se refiere a esa situación en la que tu jefe se fija en cada mínimo detalle de lo que haces y cómo inviertes tu tiempo y cómo organizas tu día y tus reuniones y cómo escribes tus informes y etc. Es esa situación en la que te asignan una tarea y luego recibes indicaciones específicas a cada paso, causando que toda la toma de decisiones termine siendo hecha por la persona que te asignó la tarea en primer lugar. Qué mejor que una viñeta de Work Chronicles para ilustrarlo:

Una definición mucho más precisa la encontré en este enlace de Breathe (y me tomé la libertad de traducirlo):

El Micromanagement se da cuando los gerentes sienten la necesidad de controlar en un grado extremo aspectos del trabajo y toma de decisiones de sus empleados – más de lo necesario o saludable para una buena relación laboral. 

Mucha gente ha experimentado micromanagement en algún punto en sus carreras. Ser objeto de este tipo de gestión puede reducir la confianza de un empleado, extinguir su autonomía e impactar su creatividad de forma severa – y creánlo o no, ese es el mejor escenario.

En escenarios peores, puede llevar a que los empleados busquen otros trabajos, o puede incluso provocar a largo plazo cuadros de ansiedad, estrés y depresión.

En este artículo nombran 7 señales que indican que estás tratando con alguien que ejerce micromanagement:

  1. Mira los árboles y no el bosque: se fija demasiado en los detalles y minucias de las tareas en lugar de ver lo general.
  2. Toda tarea necesita aprobación: para la persona es impensable el que los demás tengan control y todo debe hacerse con su aprobación.
  3. Obsesionado con actualizaciones constantes: pide que se le actualice de forma recurrente sobre lo que se está haciendo.
  4. Dificultad delegando: no delegan las actividades y cuando lo hacen terminan igual controlando la actividad delegada.
  5. Necesitan ser copiados en todo los correos: quieren estar en conocimiento de todos los mensajes que se intercambian para saber que no se están tomando decisiones que estén fuera de su control.
  6. Dan instrucciones complicadas: dan instrucciones tan detalladas y complicadas que terminan dejando a las personas sin campo de acción y muchas veces dependiendo de explicaciones de los pasos indicados.
  7. Creen que nadie más tiene la capacidad de hacer el trabajo: creen que las personas a su cargo no pueden hacer el trabajo en el mismo nivel que ellos y por ende terminan persiguiendo a la gente mientras hacen sus tareas diarias.

Si han tenido algún jefe que haga alguna de estas 7 cosas saben lo turro que puede resultar trabajar en esas situaciones. Lo peor pero es que se crea una especie de quemeimportismo, un desdén por el trabajo, si igual cualquier cosa que haga no va a estar bien hecha y si igual la decisión que tome no va a ser relevante y será sobrepasada por alguna decisión del jefe, mejor no hago nada hasta que se me indique.

Lo peor peor es que esto es insostenible en el tiempo, la persona que está siendo gestionada de esta forma va a quemarse, va a tener menos confianza en su accionar y va a tener menos satisfacción con el trabajo en general. Pero es una situación durísima ( y creo que hasta peor) para el jefe que está en esas. Es como si estuviera haciendo el trabajo de todas las personas que están a su cargo en lugar de solo llevar una práctica de supervisión y toma de decisiones de más alto nivel, al involucrarse a un tan bajo nivel de detalle en el flujo de trabajo de todas las personas termina también quemándose, tomando más trabajo del que puede realizar y creando un ambiente de trabajo nocivo.

Creo por fortuna que nunca me ha tocado un jefe que se involucre de esta forma en mis actividades, creo también que yo nunca he sido ese tipo de jefe. Al imaginarme viviendo en un situación así, sin duda pensaría que mi jefe no confía en mí, no confía en mi criterio profesional, no confía en mis capacidades. Simplemente no funcionaría para mí.

Efecto Dunning-Kruger

El Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo en el que personas con baja habilidad tienden a dar autoevaluaciones demasiado positivas en esta habilidad, de alguna forma también queda involucrado en este efecto lo contrario, cuando personas con altas habilidades tienden a dar autoevaluaciones muy modestas y subestimar su habilidad.

Personas que son incompetentes en cierto campo tienden a ignorar o no ser concientes de esta incompentencia y por eso me llamó escribir hoy sobre esto justo luego de hablar un poco sobre el Síndrome del Impostor.

En ambos escenarios me imagino que aplica la frase «Finge hasta lograrlo» (que suena mejor en inglés «Fake it till you make it»).

  • Una persona con síndrome del impostor está dudando de ser la idónea para un cargo, teme que descubran que es un fraude, que de alguna forma logró burlar a todos en el proceso de selección pero no era quien mejor se adaptaba a lo necesario (eso lo tiene en su mente) pero decide ir por la vida fingiendo que todo va bien y demostrando que sí sabe lo suficiente y haciendo las cosas bien.
  • Una persona con efecto Dunning-Kruger está segura de ser la idónea para un cargo, está segura de que era la elección obvia, que de alguna forma se demoraron demasiado para darse cuenta que era quien mejor se adaptaba a lo necesario (igual esto lo tiene en su mente) va (involutariamente) por la vida fingiendo que todo va bien (de verdad cree que todo va bien) pero igual termina aprendiendo lo suficiente y haciendo las cosas bien.

Cuántas veces habré pasado yo por este efecto, sí se me vienen a la mente personas que sin duda pasaban por este efecto. Cuántas veces habré estado sobreestimando mi capacidad. También, cuántas veces habré estado subestimando mi capacidad.

Es, creo yo, condición humana esto de estar en ese vaivén, en ese asimilar o tratar de entender las capacidades propias, evaluar y comparar con los demás, ver cómo nos califican los demás, en qué estima tienen a nuestra forma de interactuar, de decir y de hacer y también de aprender nuevas cosas. A veces nos equivocamos, no cachamos que somos mejores o peores, no somos capaces de comprender cuándo estamos sobreestimando o subestimando.

Dependiendo de la situación esto será más o menos crítico, es común escuchar que la única forma de aprender es haciendo, pero tratar de hacer algo demasiado complejo sin tener la suficiente base de conocimiento y experiencia puede resultar trágico. Es importante saber qué riesgos podemos tomar y qué riesgos no, pero una vez más el tener claridad de nuestras capacidades va a definir qué es factible y qué no.

Ahora claro, ya viéndole desde otro lado, alguien que esté pasando por este efecto y esté en una posición de alardear sobre su capacidad aunque muestra su clara incompetencia ya es de plano negativo y ya es algo que debe ser solucionado, aunque muchas (muchísimas) personas han hecho de ese tipo de actitud su forma de vida y con resultados buenos (solo para ellos claro, porque para los demás, qué sabremos). Creo que este meme es una buena representación de este tipo de posición.

Ser abiertos a recibir retroalimentación es crucial, la única forma de ir perfilando y adecuando la forma cómo nos percibimos es contrastarla con lo que ven los demás. Si hay demasiadas diferencias entre lo que creemos de nosotros mismos y lo que los demás nos pueden decir hay algo que corregir. Pero igual, no podemos regirnos solamente por lo que digan los demás… es complicado.

Síndrome del impostor

Es algo super popular y en las redes se lee un montón sobre el Síndrome del Impostor. Este post no tanto para decir qué es porque para eso les dejo más bien este enlace y este video de Platzi.

Y de paso este otro video que está interesante también.

Ahora para resumir se habla de Síndrome del Impostor cuando sientes que estás en una posición que no mereces, que te han dado un reconocimiento por algo que no manejas a la perfección y además tienes un miedo a que alguien te descubra, que alguien te desenmascare, que sepan que todo había sido una farsa.

En muchos momentos de mi carrera profesional experimenté algo así. Hace tiempo ya les compartí sobre una de las primeras visitas de ventas que tuvimos con mi esposa cuando empezamos con la empresa. Recuerdo ese momento como uno de los que más impostor me sentí, del tipo «¿A quién estoy tratando de engañar? ¿Yo, con una empresa?», o igual una sensación extraña que tenía cuando en mis tarjetas de presentación decía Gerente General, era medio ridículo, yo era el Gerente General, tenía papeles que lo demostraban, pero mi mente me hacía pensar que era demasiado, que tal vez debería elegir otro nombre para mi cargo, trabajar un poco más como quien se gana el título de Gerente, en una tarjetas decidí incluso quitar ese cargo de ahí, pensaba que no se veía bien que yo que estaba haciendo tareas de ventas y de implementación de proyectos ande repartiendo tarjetas que decían Gerente General, me decía que qué iban a pensar a quienes visitamos, en esta empresa no tienen a nadie más y le toca venir al gerente a hacer de todo, me daba como una sensación de inseguridad, de que no estábamos haciendo algo bien. Realmente no era medio ridículo, era totalmente ridículo.

Viéndolo en retrospectiva el no aceptar esos detalles realmente era ser un impostor, ¿cómo que no decía que era el gerente por miedo al «qué dirán»? Me llamé consultor, director, técnico de todo. Con el tiempo entendí y aprendí que eso era incluso una ventaja, el contar la realidad de nuestra compañía tenía algo de mágico para la gente a la que visitábamos, porque a ellos normalmente los visitaban con poses de grandes empresas y cuando nosotros ya encontramos nuestro estilo y nuestra forma de hacer realmente contrastábamos y llamábamos la atención.

Con el tiempo aprendí a aceptarlo, aceptar lo que era y lo que no. Adopté más bien la pose de sinceridad total, de no pretender saber más de lo que sé y eso dio resultado. Aprendí a aceptar mi ignorancia, a estar cómodo diciéndole a la gente que no sabía cosas, porque vamos, nadie lo sabe todo, hay personas que son muy buenas en su campo e ignoran totalmente otros, o sea todos somos así. Esa posición me ha hecho avanzar, también me hizo ganar la confianza de clientes y de colegas, gente que sabe que le estoy diciendo la verdad. Es gratificante.

Siempre van a aparecer situaciones en las que te vas a sentir un impostor, pero creo que así es siempre, va a ser parte del aprendizaje, la cosa es que tengas solo síndrome del impostor y no que de plano lo seas, creo que eso es algo que se sabe y ahí no hay duda.

Digital Wellbeing

Así como quien descubre el agua tibia, decidí darle chance a la app Digital Wellbeing de Google, todo como para continuar con mi propósito de dejar botado el teléfono y que no me robe atención, sin necesidad de dejar de estar al día en las cosas a las que sí debo dedicar tiempo.

Y, es raro. Cómo no le prestas atención a cosas que están ahí siempre. Desde que tengo este teléfono mío supe que existía la app y decidí no prestarle atención.

Una cadena de acontecimientos me llevaron a sí darle la oportunidad. Empecé a usar Duolingo (otra vez) porque el otro día ví un video de una charla TED de su creador donde habla sobre la gamificación y el poder de las rachas para mantener el interés de una persona en el aprendizaje, entonces me puse a usarlo nuevamente para practicar inglés y también para aprender algo de portugués y como parte de sus mecanismos para engancharte sugirieron que use el widget de racha para estar motivado en mantener la racha de uso y aprendizaje de idiomas, así que puse el widget con resultados extraños.

¿Qué diablos? (O sea también me reí pero queeeee jajaja)

Entonces al ver que el widget estaba surtiendo efecto dije – cierto que hace tiempo que no pongo widgets, a ver cuál me puede servir – y me puse a novelerear en los widgets y ¡Bum! El widget de Digital Wellbeing estaba ahí, lo activé y me quedé loco.

Comparto esta captura medio racional porque la primera vez que vi el widget me dio hasta vergüenza

Supuestamente había estado trabajando en dejar el teléfono de lado, en no prestarle atención, en no usarlo por mucho tiempo y que no me robe la atención, supuestamente lo estaba logrando, hasta hice ese post ya sintiéndome medio triunfador y ahí estaba, el número 8, ese día había pasado 8 horas en el teléfono. 8 horas. ¡Carajo!

En mi defensa, era un día un poco inusual, estuve desde el teléfono conectado a algunas reuniones del trabajo porque tenía reuniones cruzadas y estuve prestando atención a la menos prioritaria en el teléfono, pero decir que esa es la causa es engañarme, decir que por eso era más fresco que un tercio de mi día lo había dedicado a ver la pantalla del teléfono no va a hacer que eso esté bien.

Así que empecé a usar Digital Wellbeing. Quité un montón de alertas que me estaban llegando por las huevas. Activé el horario de dormir. Configuré el Focus Mode. Hay un montón de funciones útiles para ayudar a que el uso del dispositivo sea más racional y hay estadísticas. Números. Datos de uso. No es un creer que estoy usando menos el teléfono, es medible.

Aproveché también para darle una prueba de fuego que ha funcionado de maravilla. Como ya he contado Twitter es mi red social favorita, pero siempre que tenía la app instalada en el teléfono terminaba enviciado viéndola a cada momento. Puse un temporizador para controlar mi uso de esa app específica, lo puse inicialmente en 30 minutos pero le voy a bajar, tal vez a unos 20 o 15. De esa forma las alertas de Digital Wellbeing resultan buenas para recordarme que estoy sumergido en la app y cuando termina el tiempo ya queda inhabilitada hasta el siguiente día. Excelente.

No sé por qué no usé antes todo esto.

Mi objetivo es lograr que el tiempo en pantalla sea menor pero también mejor, que las apps más usadas sean las que uso para cosas que me dan gusto y que no me absorben, de paso bajarle al uso de WhatsApp y también aprovechar y tratar de quitarme el tema de estar desbloqueando el teléfono. La primera vez que abrí estaban como 50 desbloqueos en ese día, es algo que hago inconcientemente, sacar el teléfono y desbloquear porque sí, como si hubiera algo que ver, entonces no quiero que eso siga así. Vamos a ver cómo me va, por el momento estoy contento con este arranque y con encontrar algo que me está siendo útil y que se siente, de alguna forma, saludable.

Per aspera ad astra

Per aspera ad astra (o al revés, ad astra per aspera) es una frase en latín muy popular.

Según la IA de Google:

«Per aspera ad astra» es una frase en latín que significa «a través del esfuerzo, el triunfo», «por el sendero áspero, a las estrellas», «por las rudezas del camino, hacia las estrellas» o «hacia las estrellas a través de las dificultades». Es una de las frases más conocidas de Séneca.

Y resulta que también es una frase super tatuada, al buscarla en Google y ver imágenes de una salen una bola de tatuajes con esa leyenda.

En fin, es una frase popular, está en latín lo que le da cierto aire de misterio, si alguien no la conoce de una te preguntará qué significa, mucha gente la usa en sus estados de WhatsApp, en sus bios de redes sociales [yo de hecho la usé un buen tiempo en Twitter que como ya les he contado es como que mi única red social activa (aparte de WhatsApp)] y claro es una frase significativa, de alguna forma tenemos grabado en la mente que cualquier cosa que valga la pena solo se obtiene por medio del sacrificio y las dificultades, y es bueno pensar que aunque la cosa se ponga difícil uno puede surgir y llegar muy alto (hasta las estrellas, qué diablos). Es una frase que durante mucho tiempo me representó.

Pero ya no me cuadra.

Ya no creo que sea necesario pasarla mal para llegar a un punto bueno en la vida. Al contrario, creo que debemos velar porque las cosas se den de forma buena y no forzada, que se puede obtener un buen resultado sin que el camino haya sido todo escabroso, que no hay nada de malo en que todo haya resultado fácil y acorde a lo planeado, que no hay vergüenza en que las cosas se te den de forma sencilla.

No hay que tener cargo de conciencia por estar o sentirse bien por lo que eres / tienes / vives sin importar si lo conseguiste con dificultad y esfuerzo o se te otorgó o heredó o regaló. En nuestra intención de dar ánimo a alguien o a nosotros mismos cuando las cosas están mal terminamos como invalidando, haciendo de menos o hasta odiando que a alguien le vaya bien solo porque sí. Que alguien haya llegado ad astra pero sin pasar per aspera termina siendo como mal visto.

No soy un loco de la manifestación pero sí creo que de cierta forma el tener esa forma de pensar hace que llamemos a los problemas. Que para validar nuestros logros tenga que existir una historia cruenta y dura, algo dramático que luego en comparación con lo logrado sea diametralmente diferente y podamos decir – Me lo merezco – solo porque lo pasamos muy mal antes. Creo que no está bien que pensemos que debemos pasarla mal para poder merecer que nos pase algo bueno.

Mucha gente de mi vida, y yo mismo, hemos pasado por relaciones malas, por malos trabajos, por malas experiencias en la escuela/colegio/universidad, por enfermedades, y muchas veces nos quedamos anclados en eso, decidimos quedarnos con esa justificación para poder decir a los demás – sí, ahora estoy bien, pero acuérdate lo mal que estuve en ese entonces – y ahora creo que no es necesario. No es indispensable pasarlo mal, no es necesario justificar que nos vaya bien.

Por supuesto que cuando alguien logra salir adelante luego de una situación compleja, complicada, es digno de reconocerlo, de celebrarlo incluso, pero pasarla mal no es un requisito. A veces también podemos elegir un camino tranquilo.

Tú estás para más

La gente siempre tiene opiniones sobre ti. En su opinión siempre creerán cosas en positivo o en negativo.

En negativo, qué importa, al carajo la gente y sus opiniones.

El problema está cuando es en positivo. Aparece alguien y te dice – sí, sí,  buena cosa lo que has logrado, pero tú estás para más – y chévere, gracias por el voto de confianza, pero qué sabe la gente sobre lo que estás viviendo en ese momento, y del camino que seguiste para llegar a donde estás. Y ese alguien te dice eso en relación a todo:

  • Que si eliges una carrera profesional que te gusta pero que a la gente no le parece lo suficientemente sofisticada o lucrativa – tú estás para más.
  • Que si estás con una pareja a la que quieres y con quien te llevas bien pero que a la gente no le parece lo suficientemente buena o guapa o adinerada o lo que sea – tú estás para más.
  • Que si consigues un trabajo que te agrada pero a la gente no le parece lo suficientemente interesante o el sueldo no es astronómico – tú está para más.
  • Que si decides mudarte a un lugar que te parece bien pero a la gente no le resulta lo suficientemente exclusivo o bonito – tú estás para más.
  • Que si quieres comprar un auto chico y a la gente no le parece lo suficientemente lujoso – tú estás para más.

Y así con todo, y medio fresco e ignorable cuando ese alguien es alguien más en verdad, pero cuando ese alguien eres tú, estás fregado. Si vives con esa constante sensación de que no estás logrando lo que se espera de ti, ya sea porque tienes títulos o por lo que sea y tienes en el cerebro en bucle la cantaleta de que – tú estás para más – vas a vivir un tormento. Tampoco abogo por el conformismo, pero hay que saber encontrar un punto adecuado, lo suficientemente bueno para ti y los tuyos, saber a quién escuchar y setear objetivos acorde a tus deseos y tener la entereza de defender lo que quieres y en lo que crees. Tratar de encontrar lo que es importante y bueno para ti.

También está la probabilidad de que alguien te diga de forma real y honesta que estás para más y te ayuda a abrir los ojos cuando te encuentras en una situación realmente mala, si estás en una relación abusiva y violenta, si estás en un trabajo donde te explotan, si estás en un círculo vicioso literalmente sin lograr escapar de drogas, alcohol y otras adicciones, posiblemente ahí alguien que te quiere bien podrá decirte – tú estás para más – y ahí será cierto y deberás encontrar la forma de salir.

Piensa bien lo que es importante, valora bien lo que tienes y lo que está a tu alcance, quién quita, tal  vez resulta que no estás para más.

Quiet firing

Si ya escribí sobre quiet ambition y quiet quitting, ya de una vez hablemos de quiet firing.

Por suerte no he vivido una situación así (creo) pero quiet firing es cuando te están despidiendo de forma silenciosa, quitándote o agregándote responsabilidades para que tu trabajo se vuelva incómodo, te van minando de a poco, la intención es que la persona que está recibiendo este trato termine renunciando.

Este tipo de práctica termina siendo también vinculable con el acoso laboral, es prácticamente un ataque directo y maquiavélico para que una persona decida irse y por ende renunciar a sus indemnizaciones por despido. Depende mucho de la legislación laboral de cada país pero en general siempre que una persona renuncie implica menos costos para la empresa.

Optar por aplicar algo como esto se me hace cobarde, también abusivo. No hay que olvidar que la relación laboral, si bien es una relación humana, también es una relación de poder. Siempre el dueño de la empresa tiene poder en esa relación. Pueden poner toda la retórica que quieran, pueden adherirse a cualquier ideología pero al final el empleador está en una posición de poder frente al empleado. Aprovechar esta artimaña para lograr desmoralizar a alguien y que decida irse es bajo.

En las redes sociales hay muchos comentarios alrededor de cómo las leyes laborales son «sobreprotectoras» y dejan en una posición débil a los empleadores, que no pueden contratar y despedir como les da la gana, pero vamos hay que admitirlo, sin esas leyes sería un desmadre. No estamos preparados para hacer las cosas bonitamente, hay que aceptarlo.

De las 3 quiets de las que he hablado,

  • la ambition es fresca, es una decisión personal.
  • la quitting es turra, es algo que decides pero no es ideal así estés cumpliendo tu parte el que no estés motivado a la larga termina siendo contraproducente para ti y para el empleador.
  • Quiet firing es hasta ilegal (dependiendo de dónde estés). Evítenlo.

-Ah y o sea que el empleado sí puede venir y decir que sí que si aplica quiet ambition, que no que está haciendo quiet quitting y yo como empresario no le puedo hacer quiet firing.

-Exacto

Quiet quitting

Hace unas semanas escribí sobre Quiet ambition, o la tendencia en la que la gente no tiene como objetivo último el subir la escalera corporativa sino más bien encontrar un punto bueno en el que tengan un trabajo satisfactorio y un buen equilibrio trabajo – vida.

Algo relacionado (y por eso empiezan hasta con la misma palabra) es el término quiet quitting, que se podría traducir como renuncia silenciosa, que en resumen es la tendencia a hacer específicamente lo que es solicitado por el jefe, ni más ni menos.

No suena mal, te piden que hagas un trabajo y lo cumples. La empresa está recibiendo el resultado que  necesita. Todo bien ¿No? Pues depende.

La cosa es que puede ser una situación con muchas variantes y que llegado el caso puede incluso verse mayormente como negativo.

En la cultura empresarial se ha visto siempre con buenos ojos el sacrificio de la gente por la compañía, esa gente que da el extra sin que se les pida explícitamente que lo hagan, la gente que se pone la camiseta y antepone el trabajo a cualquier otra cosa. Por ende, una persona que aunque esté cumpliendo su trabajo  no muestra alegría, no se queda ni un minuto más de la hora de salida, que no participa de las actividades, que no presenta nuevas ideas o posibles mejoras, se percibe como desmotivada, como que está buscando que la echen, como que está renunciando de a poquito.

Pero también, hay una persona muuuuuy eficiente, cumple con todo lo que le indican y más, logra salir a sus horas y no tiene pendientes, ¿cómo lo premian por poder con todo? Con más trabajo, porque confían en su capacidad y que lo logrará. No importa que tan buena sea esa persona, igual termina quemándose, y si es alguien tan eficiente muy seguramente encuentra otro trabajo donde sí valoren adecuadamente su capacidad. Tal vez ahí ni siquiera llegues a tener una renuncia silenciosa sino más bien bastante rimbombante.

Ahora, ¿hay algo de malo en solo cumplir lo solicitado? ¿Cuál es el indicador que mide que una persona está o no motivada? ¿Será que la definición misma de los roles y responsabilidades está mal? ¿Por qué puede llegar a ser mal visto que alguien cumpla y haga lo estrictamente necesario?

La relación laboral es eso, una relación, es algo humano. Una relación que se va construyendo (o destruyendo) conforme avanza el tiempo. Ver que una persona da señales de falta de motivación ya requiere de la intervención de la gente en posición de liderazgo, no ya para dar sanciones, al contrario, para buscar soluciones y ver cómo se puede componer lo que sea que esté mal.

Yo mismo, en momentos de mi carrera me vi en esa situación de no hacer nada más. También viví lo contrario, momentos de compromiso elevado donde no importaba nada y me quedaba más tiempo sin paga adicional, me desvelaba, sin esperar recompensa (y de hecho sin recibirla), y claro me quemé. Una persona super motivada que no recibe reconocimiento por su accionar puede fácilmente ponerse en modalidad quiet quitting.

Es importante encontrar un equilibrio, delimitar los roles y responsabilidades claramente. Ser directos con lo que se espera de lado y lado. Que no se den situaciones del tipo «es que se suponía que debías quedarte más» o «es que era obvio que me estaba mostrando para que me promuevan o den un aumento». Si se detecta que gente del equipo la está pasando mal siempre se puede encontrar algo que haga que la situación mejore, o ya de plano conviene ir buscando opciones porque tarde o temprano la renuncia pasará de silenciosa a gritarse con furia.

Gente preocupada no va a dar resultados

Hace un tiempo me topé con este tweet

Y por si acaso algún rato sea borrado o algo procedí a copiar las imágenes del hilo para dar forma este post.

Y recordé el tweet en cuestión porque estos días han surgido varias noticias indicando el cierre de algunos estudios de desarrollo de videojuegos principalmente de la mano de Microsoft… pero ese no es tanto el punto… la cuestión es que me hicieron recordar esta idea que tenía para el post.

En la frase atribuida a Satoru Iwata de Nintendo dice algo con lo que estoy plenamente de acuerdo. Las personas que están preocupadas por algo (en este caso mencionan el ser despedidas de sus trabajos) no van a poder hacer un buen trabajo (en este caso desarrollar buenos videojuegos).

Es verdad, cuando estás preocupado por algo tu trabajo se ve afectado. De por sí la vida ya te da muchas razones para estar preocupado, y es turro cuando una más de esas razones es el trabajo y no por las cosas inherentes al trabajo que de por sí ya pueden ser estresantes sino porque hay un aire de inestabilidad que te complica. Los empresarios, directivos y demás fauna corporativa deben velar porque ese tipo de cosas no sucedan. Suena utópico, pero pensar que exista un ambiente de transparencia y seguridad en las empresas no debería ser tan difícil, no debería ser raro.

La gente que está preocupada por su situación laboral va a bajar su rendimiento lo que a su vez va a causar que su situación laboral empeore. A veces es como que olvidamos que somos personas las que estamos interactuando en la compañía, tal vez sea una estrategia para poder hacer cosas que son difíciles como justo tener que despedir a mucha gente, optas por deshumanizar a los despedidos, tratas de ignorar los dramas que eso va a producir y de los cuales en mayor o menor grado vas a ser responsable. El gerente, el dueño, el CEO y demás fauna empresarial, son personas también. A veces los empleados también olvidamos eso y optamos por deshumanizar a esas personas para poder odiarlos si fuera necesario y justificar nuestras huevadas.

Las empresas deben velar por esos ambientes laborales calmados y buenos donde la gente no tenga que preocuparse por cosas que no le competen sino solamente por la ejecución de su trabajo. Suena fácil escribirlo así como una frase más en este blog, pero en fin, es así, te metiste a empresario y debes afrontarlo.

Como comentario final, el tiempo le dio la razón a Iwata, lastimosamente no vivió para verlo hecho realidad, Nintendo le pegó con el Switch y eso estuvo super bien.

Bluey, otra vez

Ya escribí el otro día sobre Bluey, pero hace unos días vi el capítulo llamado The Sign (en mi imaginación lo traduje como El Letrero, pero la traducción oficial al parecer es El Cartel, y me suena pésima traducción porque suena a narcotelenovela) y tenía que escribir algo sobre eso.

The Sign, es el capítulo más largo de la serie, dura como media hora. En este post no voy a hablar mucho sobre la trama y lo que sí voy a decir espero que no sea un spoiler para nadie.

Muchos capítulos de Bluey son muy conmovedores, me asombra en verdad cómo logran que todo sea tan emocional en capítulos tan cortos, por ende mi expectativa por ver el episodio largo era alta, si los creadores logran hacer algo tan bueno en capítulos cortos, pensé que seguramente iban a lograr algo muy bueno con un episodio extendido y no decepcionó. Es chistoso porque ninguna otra serie había logrado que me suscriba a Disney+, pero esta serie se ha vuelto tan relevante para mí que con tal de ver el capítulo con todas las de ley me suscribí para poder verlo. Como ya lo dije antes y creo que se nota, esta es una de mis series favoritas en la actualidad.

El capítulo tiene de todo y hace muchas referencias a otros capítulos y detalles que ya son icónicos de la serie, en sí es un capítulo de Bluey excelente, bueno para fans y bueno para gente que no haya visto nunca la serie. Sin duda te pegará más si ya has visto antes, la serie tiene mucho desarrollo de la historia de la familia y los personajes y la cotidianidad de todos que es lo que más me gusta. Y como dije no quiero centrarme mucho en los hechos del capítulo (recomiendo totalmente que vean esta serie animada de perritos australianos que hablan) pero sí centrarme en que en el momento cumbre, en el cierre del capítulo, lloré. Lloré como hacía mucho tiempo no lloraba al ver alguna serie o película.

Como padre uno siempre se ve en la posición de buscar lo mejor para la familia. Muchas veces es una búsqueda a ciegas, no sabes qué va a ser mejor, solo buscas lo que crees que puede ser mejor. Sabes que tus decisiones, tus aciertos, tus fallas, tus equivocaciones repercutirán en el futuro de la familia, a veces eso puede ser abrumador. Crees que tienes que lograr siempre ser mejor, siempre hacer lo correcto, siempre ser justo, y siempre hay algo que te sale mal y siempre pasa que las cosas que pensaste que serían buenas resultan ser malas. Pero no puedes parar, debes seguir, debes avanzar y a veces fingir que todo está bien aunque no sea así. Pero las cosas se suceden, la vida sigue y no puedes detenerte. Y así como puede haber felicidad también hay situaciones estresantes y eso es lo común, así es como es. Las cosas pasan y las afrontas y las oportunidades aparecen y las tomas o decides no tomarlas pensando que lo mejor es que no haya un cambio en ese momento y debes vivir con eso, pensando que será lo mejor. A veces solo dejas que las cosas pasen, y cuando las cosas suceden y cuando son justo lo que querías hacer y que no necesariamente es lo que deberías hacer sino que la vida se encarga de que las circunstancias fuercen a que hagas lo que querías hacer de verdad… aaaaaah (es un aaaaaah de alivio). En el momento en el que Bandit se libera de la carga que lleva fue como que yo aproveché la emoción y me liberé también. Lloré, lloré de alegría, lloré con mi familia junto a mí y fui muy feliz, lloré también liberando un poco de rabia por la situación de las cosas en Ecuador, lloré creo que por muchas otras cosas, lloré con la esperanza de que mis decisiones sí sean lo mejor para la familia, me liberé.

Bluey es una gran serie, muy entretenida. También es muy emotiva.