Recuerdo Reloco: Carta al gerente

Hace años, justo entre que renuncié a un trabajo y fundé la empresa, me contrataron para un proyecto que iba a desarrollarse en Perú.

De alguna forma estaba viviendo el sueño, sentía que tenía razón, que ese era el camino adecuado, era un man joven implementando una herramienta que nadie conocía, las cosas iban a pedir de boca… y se me subieron los humos.

No estaba de acuerdo con la forma cómo se estaba llevando el proyecto por parte del gerente de la empresa que me contrató y en mi delirio le envié un correo indicándole todo lo que estaba mal (según yo) en su gestión.

Me acuerdo y me da hasta un poco de vergüenza. Qué desubicado.

Le dije hasta que pronunciaba mal los nombres de algunas de las herramientas que usábamos. Que debía subir su nivel. Una cosa de lo último.

Me respondió que iba a acoger algunos de mis comentarios pero que no iba a cambiar la forma cómo llevaba las cosas, que al final quien decidía era él. Obviamente la relación laboral se fue al carajo.

No sé qué me hizo pensar que eso era buena idea. Es sin duda una de las cosas más inmaduras que hice nunca. Desde una posición absurda de supuesta superioridad le escribí una carta pasivo agresiva a la persona que me había contratado, no me botó porque mismo mismo no había nadie más que pueda hacer eso en ese momento.

Luego de varios años, contraté a una persona para un proyecto. Un día me llegó un correo de él, era básicamente el mismo correo que yo envié en ese entonces. Primero me impactó, para esa persona yo era igual de mal gerente que esa persona a la que yo había desdeñado. Luego me dio risa, bien merecido me lo tenía.

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