Ghost jobs

(Comentario inicial así medio al margen, qué bestia la imagen que se mandó la IA que está aquí en WordPress para la imagen de este post, de terror como esta tendencia)

El otro día vi un tweet que decía algo así como:

Hay un anuncio de trabajo publicado en LinkedIn para un banco en Ecuador, ya va varios meses activo, me pregunto si se trata de un cargo muy difícil de llenar o definitivamente nadie quiere ir a trabajar en ese lugar.

Persona en Twitter que no me acuerdo quién fue pero que pude haber sido yo mismo

Me dejó pensando porque yo también he visto mucho anuncios de LinkedIn y otros sitios de empleo que siguen apareciendo luego de mucho tiempo y, en efecto, creo que se puede tratar de anuncios fantasmas.

Y como siempre los algoritmos parece que le adivinaran el pensamiento a uno (chuta, eso es atemorizante a ratos, pero es materia de algún otro post) ¡bum! me apareció en YouTube este video de CNBC que habla sobre el fenómeno que se conoce como Fake Jobs o Ghost Jobs:

Así que eso, es real, es una tendencia.

Hay un montón de anuncios de trabajo en internet que no son reales, o que al menos no lo son de forma inmediata. Y claro, yo no voy a transcribir los datos que están en el video porque ahí están más que bien explicados, pero tampoco es tan preciso pasar esa info como directa y aplicable a Ecuador, siendo que se trata de datos de Estados Unidos. El punto es más comentar sobre esto, porque creo que sí es algo que también está pasando acá.

Y más que comentar sobre el hecho de que sucede y que puede ser una estrategia de las empresas para sondear el mercado laboral quiero comentar en lo malo que resulta para las personas que están en busca de empleo. ¿Te imaginas que en cada proceso al que apliques tengas la mala suerte de que se trate de un ghost job y no tengas ningún tipo de retroalimentación? ¿o que muchos de los procesos que sigas no pasen de las fases iniciales? Chuta, qué complejo, yo mismo estuve en una situación de búsqueda de empleo que parecía no dar frutos y decía – Carajo, pero si esa plaza de trabajo al parecer está diseñada específicamente para mi perfil profesional y para mi experiencia, ¿por qué no me llaman? ¿qué está mal en mí? – y claro, ahí queda la duda flotando, no puedes saber si se trataba de un anuncio real, no puedes saber si justo estás atinándoles a los anuncios fantasma o en realidad hay algo malo en tu perfil y por eso no resultas calificado.

En general me cae mal la dinámica del mercado laboral. Sé que es complejo, yo he sufrido tratando de contratar gente, pero es una cagada que hoy por hoy sea inclusive peor porque habiendo cosas como LinkedIn y todas esas otras webs de empleo en lugar de explotarlas de forma adecuada y usarlas como buena herramienta para acercar a la gente y a las empresas terminan convirtiéndose en otra traba más, en un elemento que se usa mal, con empresas que muestran anuncios de trabajo falsos para gente que publica cosas irreales (falsas) sobre ellos mismos en sus perfiles. Todo mal.

Me fui a volver

A veces pienso que no te fuiste, es decir sí te fuiste, pero no te fuiste fuiste de morirte sino que te fuiste a otro lado.

Me gusta creer que cansado de vernos a todos preocupados y fingiendo que todo está bien al saberte enfermo preferiste alejarte para que no estemos todos así.

Que cogiste y te fuiste y aunque no pensabas que iba a durar mucho de repente mejoraste, pero ya estaba todo hecho, ya nosotros habíamos hecho toda la ceremonia tanto física como mental de decirte adiós y tú ya no tuviste fuerza para volver y decir que realmente no te fuiste fuiste.

Así que empezaste otra vida. Me gusta pensar que con tu amabilidad, tu buena onda, tu cariño, hiciste buenos amigos nuevos. Unos que no se cuestionaron mucho sobre tu pasado pero que sí quisieron y han podido disfrutar de tu presente.

Quiero creer que fuiste e hiciste muchas de las cosas que me dijiste que querías hacer. Me gusta pensar que fuiste cumpliendo esos deseos y que tienes fotos y que tienes redes sociales en las que estás publicando todo eso y que riegas también tu amabilidad, tu buena onda, tu cariño.

Es un poco descorazonador porque este hilo de pensamiento me lleva siempre a pensar que no confiaste en mí lo suficiente como para decirme la verdad, que realmente solo te fuiste y no te fuiste fuiste, pero tal vez me lo merecía, yo siento que en muchas formas nunca fui lo suficientemente bueno como para merecer toda tu amabilidad, tu buena onda, tu cariño.

Esto me lleva a pensar que eventualmente un día te vas a animar, que un día luego de luchar contra tu propia voluntad de no romper lo hecho y de no hacer que tengamos que vivir una nueva partida vas a venir, y tratando de encontrar la forma de decir qué fue lo que pasó en todos estos años solo vas a atinar a decir – Me fui a volver – y no hará falta nada más, no hará falta más explicación.

La vida va a ser como que igual, porque tienes que saber (como espero que lo sepas) que nunca te fuiste desde que te fuiste fuiste. Siempre has estado.

Escribir simple

A veces es difícil escribir y es más difícil escribir lo más simple posible, la idea se cruza por la mente y quieres atraparla tal cual se vino y tratas de escribirla pero es como si no alcanzaras, cuando la vas escribiendo y tratas de plasmarla tal cual, el cerebro empieza a agregar capas y capas sobre la idea y la complica, pone palabras que nunca usas y que a veces incluso te toca googlear para ver si tienen cabida en esa frase, pone estructuras diferentes, pone puntos, comas, paréntesis.

Y cada vez que lees algo que escribiste te podrías quedar por horas editándolo, buscando una nueva palabra que reemplazar, poniendo una nueva oración que según tú haga que todo tenga más sentido, y así en un bucle que podría continuar para siempre.

En mis escritos de este año he luchado contra eso, he tratado de poner las ideas lo más cercano a lo que tengo en la mente, es díficil escribir y es más difícil escribir lo más simple posible, cuando vuelvo a leer algo que escribí trato de quitarle complejidad, trato de que suene lo más cercano posible a cómo lo diría si estuviera diciendo esto en una conversación, que suene lo más cercano posible a lo que yo creo que es como sueno en la vida diaria.

Y así espero poder seguir escribiendo, escribir simple sobre cosas cada vez más complejas, aunque sea difícil, que sea no tanto por talento sino por práctica que cada vez salga mejor, simple y mejor.

Principios

Recientemente cambié de rol en mi trabajo. Una de las cosas que debo hacer ahora es crear definiciones, lineamientos y principios. Estoy siguiendo cursos para moldear mis ideas y alejarme un poco de lo que he hecho por tantos años ya, que fue algo mucho más técnico, y me crucé con un curso donde justo decían qué características debe tener un buen principio para que sea aplicable y me pareció buena idea para crear un post rápido y de paso dejarlo aquí para referencia futura y de paso compartirlo por si a alguien más le sirve.

Un buen principio debe ser:

  • Entendible: debe ser fácil de entender, su intención debe ser clara y su lenguaje debe ser claro.
  • Robusto: debe habilitar la toma de decisiones en situaciones complicadas y conflictivas.
  • Completo: todas las situaciones potenciales deben ser cubiertas.
  • Consistente: los principios facilitan la resolución de conflictos y siempre deben ser tratados de la misma forma.
  • Estable: luego de su definición, un principio puede pasar por aclaraciones y afinamientos pero deben volverse sólidos para convertirse en lineamientos duraderos.

Ya les cuento cómo me va definiendo cosas.

La carretera

Manejar por la carretera es una experiencia chévere. Hay algo como de meditativo en ir por la vía y apreciar el paisaje, algo de incierto en cada curva.

Hace poco me fui a la playa, lo que para alguien que vive en Quito normalmente es un viaje de unas 6 horas o más. Hay algo de compromiso en hacer ese viaje, tener todas esas horas en la vía, saber que te vas a topar con baches, con gente conduciendo pésimo, últimamente inclusive con el riesgo de que te pase algo más, que te asalten, que te secuestren.

Pero decides creer que todo irá bien. Decides creer que ante cualquier accidente podrás reaccionar bien y evitar que te afecte, que no vas a tener la mala suerte de que te ataque alguien, que vas a tener la habilidad de evitar todos los baches, que verás todos los chapas acostados, que no habrán derrumbes en las vías, no se te abrirá un socavón al pasar por un puente.

Pones música y te vas.

Cruzas lugares que ves raramente (tanto porque los ves raros como porque los ves muy pocas veces y muy poco), muchos pueblos, te cruzas con miles de personas en ese viaje, los que van en otros autos, los que te miran desde las paradas, desde las casas, desde los negocios. Imaginas (tratas de imaginar) cómo será la vida ahí ¿será más simple como dicen? Te cuestionas si podrías eventualmente vivir en ese lugar, en esa otra realidad, lejos de todo lo que te ha construido, para bien y para mal, hasta hoy.

Mientras más viajas en carretera más la conoces, sabes mejor las maniobras, sabes mejor el camino que hoy por hoy resulta sencillo con un GPS guiándote. Esa parte que tengo en mi recuerdo de cuando íbamos con mis padres preguntando, eso ya no existe.

Llegas al destino con esa sensación de que va a ser fugaz, unos 3 días, el tiempo vuela, y ya estás de nuevo en la carretera. Muchos dicen que esa parte, el trámite, el viaje, es como tiempo perdido, pero al ser esta actividad tan mecánica, tan contemplativa, realmente para mí es el viaje, obvio los momentos en que estás en el destino turístico son como una fiesta, un tobogán, una explosión de querer pasar lo mejor posible lo más posible en el menor tiempo posible, pero esos momentos en la carretera son el viaje.

El viaje de ida siempre más largo que el de regreso, el cerebro ya reconociendo como familiar el camino, haciéndote creer que es menos tiempo aunque sea lo mismo. Pero son justo esas dos secciones de viaje las que me han hecho escribir esto, como todo funcionó bien y como no hubo ningún problema he podido regresar, tenemos recuerdos divertidos, tengo el gusto de estar de nuevo en la casa, sentado en mi oficina con la laptop al frente, escribiendo nuevamente.

Posts a la linkedin

Hay un cliché en LinkedIn en el que comparan a cosas de trabajo y de empresas y de emprendimiento con cosas aleatorias de la vida. Leo esos posts y me da no sé qué porque yo en algún momento publiqué algunos posts más o menos parecidos. Específicamente estos:

Y la verdad no me parecen malos posts, pero el otro día vi una publicación de LinkedIn de un man que decía algo así: Este fin de semana le pedí matrimonio al amor de mi vida y ella dijo que sí. Estas son las 10 lecciones de marketing que me dejó esta experiencia… dejé de leer. Me dio algo de tristeza pensar que mis posts se parecían a esa publicación. Me causó una impresión tan turra, que estuve a punto de venir y borrar esos posts. Pero no. Mejor los dejé en parte porque de verdad creo que no son malos, pero también como recordatorio de que uno puede publicar cosas en algún momento y estar plenamente convencido de su validez y luego decidir que ya no, luego decidir que tal vez no era la mejor idea, los dejo como recordatorio de que uno puede cambiar de parecer y que ojalá esos cambios impliquen crecer y darse cuenta de algo que no estaba tan bien y mejorarlo.

En este momento, luego de ver muchas publicaciones parecidas en LinkedIn (que de verdad me ha resultado una red útil pero qué bestia qué mal que me cae) lo que sí ya tengo decidido es no crear ese tipo de posts de nuevo, tenía algunas ideas que iban más o menos por esa línea y mejor ya les voy a dar otro enfoque para hablar sobre eso.

El trabajo soñado

¿Se han puesto a pensar cuál es su trabajo soñado? ¿Qué características y condiciones debería tener ese empleo o actividad para decir que es el trabajo soñado?

De ley deben haber leído frases como estas:

  • Encuentra un trabajo que disfrutes y no tendrás que trabajar ningún día de tu vida.
  • Haz de tu hobby, tu trabajo y vivirás solo haciendo tu hobby.
  • Sé tu propio jefe y así serás feliz trabajando para ti y no para nadie más.

Hay un montón de cosas que se dicen como clichés así de cómo debería ser un buen trabajo. Yo he pasado pensando mucho sobre lo que considero un trabajo ideal. No sé si exista alguna actividad humana que sea disfrutable 100%, algún trabajo que no tenga contras. En una línea media pesimista, un buen trabajo sería uno que tenga más pros que contras. Un buen trabajo podría ser también uno en el que te paguen a tiempo aunque no lo disfrutes. Un buen trabajo podría ser uno que se mantenga en el tiempo aunque no creas que estés recibiendo el suficiente reconocimiento / sueldo / crecimiento. Un buen trabajo podría ser uno que exista.

Las condiciones de vida y el gusto de cada persona es tan variado que lo que uno puede considerar un trabajo adecuado para otro puede ser lo peor del mundo.

El pensar en un trabajo soñado que a todo mundo le parezca soñado soñado es imposible. Cada quien debería definir cuál es su trabajo soñado. Sin embargo, hay un montón de publicaciones en internet que te venden la idea de que si sigues cierto curso, tutorial, bootcamp, programa de estudio o lo que sea que te quieran vender vas a llegar a conseguir un trabajo soñado que normalmente adornan con frases como «serás tu propio jefe», » no tendrás que trabajar», «harás que otros trabajen por ti y tendrás tu dinero fácilmente». Entonces como que el discurso del trabajo soñado gira alrededor de ganar plata por no hacer nada.

Realmente se me vienen un montón de ideas a la mente cuando pienso en lo que sería un trabajo soñado, pero por el momento mi expectativa es simplemente que sea un trabajo remoto, ojalá que fuera un trabajo remoto al 100%, asíncrono y con reuniones al mínimo. Cualquier cosa adicional, que sea divertido, que tenga propósito, que la empresa remota pague igual sin importar el lugar geográfico, que tengas beneficios como tiempo libre o sabáticos, lo que sea, ya suena a avaricia.

Las empresas no son máquinas

Las empresas no son máquinas, no son estructuras que puedes agarrar y cambiar una parte y listo, arreglado.

Hay una cosa como de obsesión con relación a optimizarlo todo. Está bien buscar que la empresa sea eficiente, que funcione bien, que mejore en lo que tenga que mejorar, es necesario ir mejorando. Pero hay algo como obsesivo en busca de optimizar que llega, de cierta forma, a degenerar esa búsqueda noble de la excelencia.

Las empresas no son máquinas.

Un área está funcionando bien pero les llega la orden de que deben encontrar «eficiencias». Entonces empiezan a buscar cómo recortar costos, toman la decisión de botar a un par de personas, de pronto la gente se desmoraliza, el trabajo de esas dos personas se reparte entre los otros que empiezan a no hacer tan bien como antes las cosas que ya hacían y tampoco hacen tan bien lo nuevo que les cayó, la gente se empieza a quemar porque para cumplir con lo uno y con lo otro empiezan a trabajar sobretiempo que no puede ser pagado porque el área sigue en búsqueda de «eficientar» sus costos y entonces nada de horas extra, al ver que todo se está yendo medio al carajo deciden contratar a dos personas nuevas que hagan el trabajo de los anteriores, pero la curva de aprendizaje lleva su tiempo y la gente antigua no los apoya tanto, los ve como amenaza de que los van a reemplazar, la gente empieza a buscar otras cosas antes de ser reemplazados, se da un gran éxodo de gente, el área queda hecha leña.

Las empresas no son máquinas.

Cambias a una persona por una persona con mucho más currículum, listo, optimizado. No funciona así, siempre todo mundo necesita un tiempo de adaptación, optimizar partes de la empresa como que fuera una máquina no sirve. No puedes pensar que pones un repuesto diferente en la empresa y listo todo se arregla, es un proceso siempre, es una complicación siempre.

Las empresa no son máquinas.

La única parte de las empresas que es una máquina son sus máquinas. El resto, todo, es interacción humana, la gente duda, la gente envidia, la gente busca sobresalir, pero también la gente trabaja, la gente hace que las cosas funcionen. Por eso la cultura de la organización es tan importante, por eso es tan necesario que se cuide la forma como se trata la gente y definir el estilo, la comunicación, que las cosas sean más positivas que negativas para poder avanzar.

Las empresas no son máquinas, son más bien pequeños caos, errores a punto de suceder, problemas por explotar, y ahí está lo divertido, ver cómo, día a día, esas personas que se juntan para trabajar y hacer las cosas de la empresa logran evitar que esos errores sucedan, solucionan esos problemas y logran que el pequeño caos funcione rumbo a un objetivo común.

La cultura de estar muy ocupado

Me topé el otro día con este artículo de Harvard Business Review que se llama «How to defeat busy culture» donde se habla de la cultura de organizaciones donde todo el mundo pasa a full todo el tiempo, no solo el tiempo laboral, todo el tiempo. Es algo que cada vez se hace más común pero que no es normal. Repito, no es normal.

Hace un tiempo hablé ya sobre esto en mi post Trabajo como loco pero leyendo este artículo me dieron ganas de escribir de nuevo sobre lo importante de implantar un estilo de trabajo calmado, principalmente haciendo hincapié en lo importante de poner ejemplo de cómo se debe hacer.

La cultura organizacional no es algo que se crea solo escribiendo los enunciados de misión y visión y los valores, la cultura de la organización es algo que se da en las interacciones de persona a persona en la empresa, algo que se va construyendo y se define por los comportamientos que son sostenidos en el tiempo, todo depende de la calidad de esas interacciones y esos comportamientos habituales para ver si tienes una cultura positiva o negativa. No es algo que coges y cambias de la noche a la mañana poniendo una frase junto al logo o poniendo una mascota con frases motivacionales en áreas comunes y redes sociales. La cultura es algo que se pasa de uno a otro y aunque todas las interacciones cuentan, las principales, las más notorias y que terminan siendo determinantes son las interacciones de los directivos de la empresa.

Un gerente no puede decir que valora el balance de trabajo y vida de sus empleados si es un trabajólico que pasa enviando correos y mensajes a cualquier hora del día, cualquier día de la semana. El ejemplo de lo que se considera buen trabajo debe venir desde la dirigencia de la compañía, si son personas que mandan un mensaje de que debes trabajar muchísimas horas al día y ser obsesivos con el trabajo eso es lo que se queda en la cultura de la organización.

En el artículo que les compartí al inicio justamente se recalca eso. Que son las personas en posición de liderazgo quienes deben ir definiendo la forma adecuada de trabajo, evitando que la gente entre en el bucle de trabajar sin parar, evitando que la cultura de la empresa llegue a fundir a las personas. Deben enseñar que está bien ser selectivos con cómo se utiliza el tiempo, que está bien decir que no a una reunión, que está permitido manejar el tiempo como le resulte mejor a cada quien, que está bien desconectarse, que no está bien buscar a la gente a cualquier hora o en sus vacaciones.

El trabajo es algo valioso, hay que hacerlo y hay que hacerlo bien, pero vivir ocupado con cosas del trabajo o (peor) hacer del trabajo tu vida simplemente no es sostenible en el largo plazo. Simplemente, no es normal.