Cuando empecé a trabajar por mi cuenta creo que no tenía el mejor talante para poder llegar a una empresa y decir -buenas, soy el especialista y vine a arreglar el problema que dizque tienen – si ahora que ya tengo 40 aun tengo situaciones de ese tipo, a los 25 era un guambra mocoso imberbe y tuve que afrontar muchas reuniones con gente que me veía y ponía cara de duda. Entonces las certificaciones fueron una gran forma de decir, miren la empresa X dice que tengo el conocimiento necesario, ellos lo certifican, soy ”un empresa X certified” (en inglés para que impacte más). Con el tiempo y con más experiencia real ganada ya es como que la gente te empieza a creer por default, aunque aún me enfrento a casos en los que las personas me ponen a prueba, pero eso es algo ya tan típico, algo más con lo que se debe lidiar en el día a día.
Una certificación es un mecanismo que entregan institutos, fundaciones y empresas para que la gente pueda decir que un individuo conoce sobre cierta metodología, marco de referencia, mejores prácticas, lenguaje de programación, idioma, herramienta, máquina, lo que sea.
Hay certificaciones y certificaciones. Unas que exigen inversiones fuertes en cursos oficiales previos a su obtención, otras que se consiguen de forma muy sencilla en internet sin mayor dificultad. De mi experiencia por más complicado que sea obtener una certificación nunca es taaaan complicado. Es más una cuestión de estudio, de aprender algo, memorizar, practicar, interpretar.
El problema al final es que mucha gente se enfoca solamente en obtener certificaciones sin mayor sentido. O sea, sí hay sentido en seguir acreditando conocimiento, pero es como que llega un momento en que obtener certificaciones se convierte en el fin cuando en realidad son un medio. Tener una certificación, así como un título, un diploma no te da mágicamente el conocimiento aplicado que solo la experiencia real puede crear. Entonces claro, hay mucha gente con un número e historial de certificaciones muy impresionante que puede desconocer totalmente cómo hacer uso de esos conocimientos. Es un elemento importante, certificarte, tener la constancia de que cumples con ciertos parámetros, pero siempre va a ser más importante contar con la experiencia.
Ahí está la cosa, tener la certificación es para muchos el objetivo, para mostrar que la tienen y hacen lo que sea para poder tenerla. En muchos casos se van por la obtención irregular (por decir lo menos) de certificaciones. Y creo que ahí radica el problema más grave. Hay tantos bancos de preguntas en internet. Tantas formas de trucar el sistema y obtener certificaciones, aprendiendo de memoria preguntas y respuestas, pagando a gente para que desarrolle exámenes en lugar de quien debe darlos. De todo. Y de ahí sale la gente a decir – tengo la certificación – pero no saben nada.
Por otro lado el mercado de las certificaciones es tan vasto y tan amplio que normalmente uno no sabe qué certificación tomar, qué opción me va a dar más oportunidades. Por eso no debe ser primero la certificación y de ahí ver si me funciona. La cuestión es ir certificando el conocimiento que tienes, ir construyendo tu perfil profesional de forma coherente y en caso de ser requerido obtener una certificación.
Una certificación puede ser una herramienta importante para acreditar conocimientos y avanzar tu carrera, pero si se deja como punto culminante del camino, no es más que un adorno en la firma del correo o en una red social, un PDF más en tu disco, una acreditación inútil.