Gamer

Siempre me he considerado un gamer. Siempre he jugado juegos de video, siempre he estado interesado en los juegos de video. Pero por mucho tiempo fui uno de esos gamers que no juegan.

Cuando era niño teníamos un Atari 2600 en la casa. Pasé jugando mucho tiempo esos juegos infinitos y coloridos, cada vez siendo más hábil y mejor para vencer a los malditos villanos pixelados (gracias, Can Can) que había que derrotar. Luego de eso pasó un evento decisivo. Mi papá decidió que no íbamos a tener una consola de videojuegos como un Nintendo o Sega sino que iba a comprarnos una computadora. Encontré esta imagen random en Google que es muy cercana a esa máquina que tuve, era una Intel 286, creo que tenía 4 MB de memoria y 50 MB de disco, la foto es muy parecida la diferencia super grande es que mi monitor no era a color sino monocromático (o séase a blanco y negro), el punto es que ahí pude pasar tiempo jugando a juegos de la época.

Mi juego favorito fue Prince of Persia. Entonces mis tardes eran prender la compu, esperar un rato a que se encienda viendo los numeritos de la RAM, muchos textos más y ver el prompt y de memoria:

C:\>cd juegos

C:\juegos>cd prince

C:\juegos\prince>prince.exe

Y jugar y jugar. Con el tiempo aparecieron muchos más juegos que me llegaban en diskettes de 5 1/4 o 3 1/2, y aunque tenía muchos juegos al no tener una consola sentía que me estaba perdiendo de algo. Me paseaba por un pasillo del Centro Comercial El Bosque donde habían un montón de tiendas de videojuegos y que tenían televisores mostrando los juegos. Justo en ese tiempo también se popularizó la revista Club Nintendo (había otras pero esta era la que más pude ver) y tenía amigos en la escuela que tenían las revistas y las llevaban. Nunca fui particularmente afín a jugar fútbol o algún otro deporte en la escuela, pasaba con mis amigos en los recreos leyendo esas revistas, me encantaba y aunque no tenía acceso a ninguno de los juegos que ahí estaban ya me sabía muchos de los secretos porque ya había leído mil veces las mismas revistas. Esto fue particularmente notorio cuando salió Street Fighter II, yo sabía de memoria las combinaciones para sacar los poderes de Ryu y Ken y no había jugado nunca al juego. Hasta que un día jugué. En una reunión super random, la típica que tus papás te llevan a donde unos amigos que no vieron hace tiempo, resulta que los niños de esa casa tenían un Super Nintendo y tenían Street Fighter y yo les pedí por favor que juguemos, ellos ya medio aburridos del juego dijeron que sí. Me puse a jugar tratando de usar todos los movimientos que me sabía de memoria y nada, no funcionaba. Me acuerdo claramente de ese momento, un tanto frustrante, el juego era mucho más rápido de lo que esperaba, pero luego, en la segunda pelea, todo empezó a funcionar, me dijeron – Oye, dijiste que no habías jugado nunca, ¿cómo sabes los poderes?

Así que así, poco a poco fuimos actualizando la compu de la casa y poco a poco más juegos, con el tiempo pude emular y jugar todos los juegos de consolas que no había podido jugar en su momento. Era una parte muy importante de mi vida.

Con el tiempo y ya trabajando le compramos a mi hermano menor un PS2 y ahí jugamos un montón, y yo me llegué a comprar un PS3 que no usé tanto como hubiera querido. Me pasó lo típico de que no había podido tener una consola por falta de dinero pero luego cuando ya tenía dinero para comprarla no tenía tiempo para jugar.

El tiempo pasó y por casi una década fui un gamer que no jugaba, o al menos no frecuentemente. Me imagino que mucha gente siente eso, como que de corazón uno quisiera dedicar más tiempo para jugar pero que no logra hacerlo encajar en la vida. Pero siempre estaba pendiente, pendiente de los anuncios, de los juegos que se ponían en tendencia, de eventos, de lanzamientos, de nuevas consolas, de promociones de juegos. Tengo cientos de juegos que he ido consiguiendo en promociones o regalos de las tiendas, pero por mucho tiempo no tuve dónde jugarlos.

Hasta que me compré un Steam Deck. No sé cómo explicar la alegría que me ha dado ese aparato. Es tan ideal, tan adecuado para mi situación. Hoy por hoy he podido jugar a muchas cosas que había tenido ahí botadas y que ahora ya es posible jugar en esa maravilla de dispositivo. Lo mejor de todo es que en este punto de la vida, mis momentos de juego ya los puedo compartir con mi hija, ella no da la opción de no jugar, es obligatorio que tengamos nuestras sesiones de juego, y eso me hace muy feliz. Incluso mi viejo PS3 que estaba arrumado y empolvado ha vuelto a vivir gracias al interés que ella tiene en jugar esos juegos (te amamos LEGO Marvel Super Heroes)

Así que sí. Siempre me he considerado un gamer, y hoy puedo decir que he dejado de ser uno de esos gamers que no juegan.

No emules la oficina

Ya saben que los manes de 37signals son mis referentes en lo que tiene que ver con trabajo remoto.

El otro día me topé con este texto que está en la página de 37signals y que es un gran resumen de todo lo que debería ser el trabajo remoto.

Es justo uno de los problemas que existen con el trabajo remoto en las compañías, las personas siguen tratando de emular la oficina y lo peor peor (porque en realidad en muchos casos lo entiendo, hay gente que tenía una vida de oficina muy gratificante y articulada y claro por lógica la extrañan) lo peor peor es que es como que cada uno emula su oficina sin tomar en cuenta a los demás y sus preferencias. Pero justo, las personas no acogen al trabajo remoto, luchan por trabajar como si estuvieran en la oficina pero cada uno en diferente ubicación. Tratan de emular que la persona está ahí sentada en la misma área, muchas personas incluso estoy seguro de que se imaginan que están en su puesto de trabajo, exactamente como era, con sus adornos, sus fotos, las cosas que tenían en los cajones, ese pequeño ambiente que tenían y en el que pasaban la mayor parte de su día. Entonces la gente sigue trabajando igual, aunque remotamente, siguen buscando esa retroalimentación inmediata, como si te levantaras de tu puesto y fueras a topar el hombro de la persona con la que quieres hablar.

La gente quiere seguir viendo a todos en sus puestos de trabajo y se han inventado mil cosas incómodas para solventar esto, hacer que todos se unan a reuniones de todo el día y que estén con sus cámaras prendidas para ver qué hacen, usar software de vigilancia para que se sepa qué están haciendo las personas en su día a día, crear más puestos de supervisión en los que su trabajo es monitorear que las personas estén haciendo algo. La gente no confía, no confían en que las personas puedan hacer su trabajo solas y arman llamadas y piden que compartan sus pantallas para que se pueda ver en verdad que la persona está trabajando y se pueda incluso dictar lo que debería hacer el otro.

Una de las cosas que realmente no entiendo es la parte de las reuniones. No sé si la gente antes de estar trabajando remotamente tenía tantas reuniones o es solo un defecto de los tiempos de la pandemia de crear reuniones hasta porque sí. ¿Cómo hacían cuando estaban físicamente en la oficina? Estaban todo el día en la sala de reuniones o estaban la mayor parte del tiempo en sus puestos de trabajo y tenían un par de reuniones al día. Cómo es que eso se tradujo a agendas llenas de reuniones virtuales, reuniones cruzadas, reuniones puestas sin tener en cuenta que ya hay otra reunión a la que la persona debe asistir. Creo que no era así, creo que el exceso de reuniones virtuales es básicamente porque se pueden poner reuniones y no hay quién lo detenga.

Yo tengo la ventaja de que vengo trabajando remoto desde más o menos el 2016, para mí el trabajo remoto ya no es una alternativa temporal, es la forma como me gusta trabajar, es la única forma que considero viable y válida para mí. Incluso con todos sus problemas y retos, sus beneficios para mí son incalculables, y como estoy tan acostumbrado a esto tengo la ventaja de que no extraño la dinámica de la oficina.

El trabajo remoto necesita repensar cómo se hacen las cosas, crear oficinas virtuales no es la vía. Hace un tiempo publiqué mis apuntes del libro Remote, escrito por los fundadores de 37signals. Por ahí es el camino. Trabajo 100% remoto, asíncrono, confiando en que la gente sabe lo que debe hacer, puede hacerlo y lo hará.

Demencia digital

El otro día escuché este término en una radio en la que leyeron este artículo de 20minutos y en el que hablan del término acuñado por Manfred Spitzer en el libro “Demencia digital: El peligro de las nuevas tecnologías”.

Pensé que era alguna cosa nueva pero veo que el libro ya tiene más de 10 años de haber sido publicado pero claro como cualquier otra condición sobre la que uno escucha o lee de una me puse a pensar que posiblemente algo de eso tengo ya.

Todo esto está asociado al abuso del uso de los teléfonos y del internet. En repetidas ocasiones durante el día googleo cosas que teóricamente debería poder recordar. Lo peor es que a veces sí recuerdo pero igual googleo para poder ver si no me estoy equivocando.

Hay muchas cosas que sé que sé, pero de alguna forma me da cierta inseguridad y vuelvo a buscar, sé que está publicado y tengo mis huecas y voy y encuentro, pero mil veces me ha pasado que algo que buscaba y encontraba fácil de repente ya no está disponible y ahí básicamente me quedo con lo que recuerdo y ya.

Lo peor peor es que el cerebro se vuelve vago, sé que puedo buscar todo y simplemente no lo guardo, no lo recuerdo porque sé que está ahí, entonces incluso ya no es ni tratar de recordar es negar desde el inicio el que esa información se guarde. Muchas veces cosas que he hecho en el trabajo y que no hago de forma rutinaria simplemente las he googleado y he hecho y ya. En casos puntuales he tomado esa info y he creado un documento para facilitar su uso (casos contadísimos) pero normalmente cuando debo volver a hacer vuelvo a buscar y hacer todo el proceso de nuevo.

Otra cosa mala mala es cuando uno saca por puro temático el teléfono pensando en buscar algo y se queda viendo como lerdo la pantalla sin poder recordar qué fue lo que se iba a buscar.

Es mala costumbre y es costumbre mala que va a ir a peor, creo yo, con el uso de la IA. Hay que tratar de no caer de lleno en ese bucle. Sí, es buena cosa todo lo que podamos usar de tecnología (yo vivo de eso, de hecho) entonces no estoy en contra del uso de todas las herramientas que tenemos a la mano, pero sí hay que ser más concientes de que nuestra parte humana vaga no debe vencernos.