Y de repente

El día está normal y de repente te llaman a contarte que el guagua se cayó de la resbaladera, está bien pero tienes que ir a verlo.

El día está normal y de repente sientes un sopor, estás aletargado y te das cuenta que tienes parálisis facial.

Todo está tranquilo y de repente ves desde tu ventana cómo un auto se choca  con otro saliendo de su parqueadero.

Llegas apurado a ver al niño accidentado, te cuentan que el llanto que escuchas no es de él que es de otro niño que estaba jugando en el patio y de repente lo picó una abeja.

Y todo está así un tanto caótico y de repente se te ocurre la idea, qué tal si vamos un rato al parque, qué tal si jugamos un rato, corremos y juntamos una montaña de palitos y hojas de los árboles. Que tal si nos olvidamos un poco de todo y pasamos el rato, si ese momento simplemente recogemos palitos y hojas y hacemos un montoncito y luego lo dejamos ahí para ver si cuando volvamos, tal vez en otro día caótico, sigue estando o si tal vez otras personas con otros problemas y otros caos los tomaron y los llevaron a otro lado.

La vida siendo esa cadena de pequeños caos que se suceden y unos impactan y otros no. La vida siendo tranquila y de repente ya no.

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