¿Y vos quién eres?

La gente te lo dice, ¿quién eres tú para hacer tal o cuál cosa? A veces no es ni tan directo, pero lo insinúan. Quién te crees que eres para tener una empresa, un blog, una opinión.

A ese tipo de preguntas se puede contestar enumerando cosas y tratando de justificar con tus razones el quién eres y por qué haces o dices. Pero es innecesario, cualquier persona que encuentre valía en lo que haces/dices no te va a hacer ese cuestionamiento, cualquier persona que te quiera descalificar lo seguirá haciendo sin importar qué tanto hagas, sin importar si eres excelente, igual lo van a tratar de minimizar. Realmente eso es algo con lo que uno debe vivir y, en realidad, es algo que no importa, de verdad no debería importarte.

Lo malo es cuando quien hace la pregunta eres tú mismo, cuando te asalta la duda de si en verdad eres quien debería estar o no haciendo o diciendo tal o cual cosa. En esos casos sí es difícil. Cómo te convences a ti mismo de que estás en lo correcto, cómo te deshaces de esa sensación de que estás de charlatán por la vida, como luchas contra ese síndrome de impostor.

En parte por eso estoy rearrancando con el blog, después de mucho tiempo de quedarme en la mente con «¿y vos quién eres?» volví a decidir que sí soy quien debe hacer esto. Sigo entonces con mi empeño de mostrar que crear empresas y negocios es algo mundano y cotidiano que está (o debería estar) al alcance de todos. Tal vez esta es mi forma de seguir aprendiendo y seguirme convenciendo a mí mismo, ojalá que esto le sirva a alguien más como a mí, al final no somos ni más ni menos que nosotros mismos y eso es más que suficiente. El crecimiento se hace andando.

Deja un comentario