Escribir este tipo de posts me está gatillando un montón de recuerdos divertidos.
Uno de los que se me vinieron es uno de la escuela, en plena época de la guerra con Perú, de no cederemos un milímetro más, de Sixto gritando ni un paso atrás en el balcón de Carondelet y todas esas cosas. En la escuela nos tenían en constante actividad, nos sacaron a marchas por las calles cargando banderas y toda la cosa.
Ya para ese entonces (muy a mi pesar) me había ganado fama de que podía leer bien y por ende me llevaban en cada minuto cívico a leer cosas y en esa época no era la excepción. La diferencia esta vez fue que me pidieron que yo mismo escriba una carta como que mi padre hubiera ido a la guerra para que la lea en frente de toda la escuela. La parte de escribir la carta no estuvo tan complicado, mi tío sí estaba en el frente de batalla y pensando un poco en él la carta fluyó. La parte de leer lo que escribí no estuvo tan sencilla, nunca antes había tenido que leer algo escrito por mí frente a tanta gente.
El momento de leer me puse muy nervioso, tan nervioso que me empezó a temblar la voz, empecé a confundir palabras, leí todo mal, hice pausas para tratar de calmarme pero todo fue inútil. Seguía leyendo a pesar de todo y cuando terminé sucedió algo que no me esperaba. Por un lado, tremendo aplauso de todo el mundo, luego regreso a ver, unas profesoras que estaban atrás mío lloraban, el director de la escuela me palmeó y me dijo algo así como – muy bien, fuerza, hijo – bajé rumbo a donde estaban los de mi grado y mis amigos que sabían que mi papá no estaba en la guerra y me dijeron que qué buena actuación, que hasta parecía como que lloraba. Resulta que todo el mundo se conmovió con mi carta, muchos creyeron que mi padre estaba en la guerra y por eso lloré leyendo.
Con el tiempo me ha tocado hablar frente a muchas audiencias, y poco a poco se me ha ido haciendo más fácil, principalmente porque me he obsesionado con hablar sin mucha ceremonia y creo que me he hecho relativamente bueno en eso.
Me acordé de esto que había estado sepultado en mi mente, en parte lo comparto para no olvidarlo de nuevo.