Llevar una empresa es como jugar un Metroidvania

(Por si alguien no está familiarizado con el término dejo por acá un artículo que lo explica mejor que uno)

Empiezas el juego. Puedes caminar, vas de un lado a otro, puedes saltar, vas avanzando por diferentes plataformas y estructuras. Te encuentras con enemigos, puedes golpearlos y eliminarlos, algunos simplemente son demasiado fuertes y puedes analizar qué hacen para evadirlos. Encuentras un mapa o un oráculo que te guía. Sabes que hay lugares a los que puedes ir pero tratas de llegar y no es posible, tienen una puerta cerrada, están a una distancia demasiado larga o demasiado alta para tu capacidad de salto. Sabes que están ahí pero no puedes llegar. Pero hay otros sitios a los que sí puedes llegar, sigues peleando con enemigos en el camino, poco a poco se hace más fácil, sigues acumulando experiencia y puntos, vas encontrando tesoros, vas encontrando herramientas, armas, objetos que te dan nuevas capacidades. Desbloqueas habilidades o las compras con tus puntos. Recolectas trofeos, logros, encuentras la llave de esa puerta que no se abría, tus nuevas habilidades te permiten enfrentarte a enemigos más fuertes, los enemigos de los que antes huías ya no son un reto, logras saltar lo suficiente y entras en una sección nueva, logras llegar de nuevo a la puerta, la abres y desbloquea toda una sección nueva del mapa que antes no lograbas ver. Te enfrentas eventualmente a un jefe de nivel que es demasiado fuerte y pierdes. Exploras otros sectores, vuelves a pasar por sectores previos encontrando nuevos secretos, acumulando más puntos, experiencia y objetos. Encuentras una nueva capacidad y logras acabar con ese jefe que antes te detuvo. El ciclo se sigue repitiendo hasta que alcanzas el objetivo final. Has abierto todo el mapa, has explorado todas las secciones, has completado todos los retos y misiones, el juego ha acabado.

Los paralelismos están ahí claritos, y no solo con relación a una empresa/un cargo sino también con relación a la vida. Arrancas con lo básico y vas progresando. Defines tu hoja de ruta, tu estrategia, te topas con un mentor, avanzas. Eventualmente te topas con proyectos o negocios que son demasiado grandes, es necesario volverse más fuerte, conocer más, contratar a más gente para que complemente capacidades, las cosas que al inicio eran complicadas se vuelven sencillas, cada vez te puedes enfrentar a retos superiores, vuelves a recorrer las mismas cosas muchas veces y de repente ya estás en la capacidad de afrontar ese tipo de proyecto que antes no. Acumulas experiencia, logros y puedes enfrentar nuevos competidores y superarlos. También llega un punto en el que a pesar de tenerlo todo igual no logras cerrar ese contrato, ese proyecto, un competidor te supera. Lo pierdes todo. Arrancas de nuevo y ya no es como al inicio, el camino recorrido pesa y logras nuevas cosas con mayor agilidad. El ciclo se repite una y otra vez y llegas el momento en que has abierto todo el mapa, has completado todas las misiones que podías, el juego ha acabado.

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