De mentores dementores

Empecé mi empresa a las patadas. Sin plan, sin objetivo claro, pero con ganas. En el camino las ideas de lo que íbamos o no a hacer fueron mutando y terminamos definiendo lo que hacíamos. En ese mismo camino pude involucrarme con otras empresas y gente. Yo había leído algunos libros en los que el tipo cuenta su experiencia de cómo todo iba relativamente mal hasta que empezaba a recibir la asesoría de alguien y todo empezaba a ir relativamente mejor. En muchas de las historias este encuentro con un mentor terminaba siendo el salto cualitativo que permitía pasar de tener una empresa turra a una exitosa.

Tenía una dicotomía, una dualidad dentro de mí. Tenía ya una empresa pero creía que no lo merecía, que no era lo suficientemente bueno para tenerla y la empresa no funcionaba al 100% por mi culpa. Creía que había algo que no sabía, y no sabía hacerlo porque era muy inexperto, muy joven, un improvisado. Entonces empecé a buscar mentor. Pero no era búsqueda directa, o sea no estaba yendo a preguntar a personas aleatoriamente «Buenas, ¿tal vez le interesa ser mi mentor? ¿Tiene alguna cosa que enseñarme?» sino más bien estaba como atento a ver a quién podía tener de referente dentro de mis contactos para ver qué hizo, cómo hizo y eventualmente poder pedir algún consejo así como pana o inclusive pagar por la asesoría dependiendo de la situación.

Entonces empecé a fijarme mucho en la gente que estaba en posiciones de poder (gerentes, propietarios, fundadores) en las empresas con las que tenía contacto y empecé a notar un patrón que no me agradó tanto. Yo había hasta ese momento tomado decisiones basado en mi «instinto», por así decirlo, porque no tenía un sustento estratégico que me haya llevado a tomar tal o cual acción, pero era como que lo lógico que podía hacer y lo hacía. Entonces me di cuenta que la mayoría de gente que estaba en posiciones de poder hacían más o menos lo mismo. Esto, creo yo, principalmente porque estoy hablando de empresas pequeñas, entonces claro, no podía encontrar a mi referente en estas empresas porque en cierto momento incluso empecé a ver que estas personas más allá de tratar de ayudarme o poder darme alguna retroalimentación o asesoría estaban tratando de conseguir eso precisamente de mí. Eso me dio dos cosas para pensar: 1) Parece que no estoy tan perdido en lo que estoy haciendo, que la gente me está pidiendo que le ayude. 2) Al parecer nadie sabe nada.

Entonces me enfoqué más en empresas medianas con las que tenía contacto y ahí claro que encontré nociones más claras de movimientos estratégicos. Pude tener algunas conversaciones, con algunas personas y ahí encontré un par de casos en los que me trataron de apadrinar de alguna forma. Pero encontré en cambio otro comportamiento que tampoco me gustó. Querían cambiar mi forma de hacer las cosas, en unos casos con buenas intenciones (creo), pero en otros casos para mal. Creo que en estas interacciones en las que yo mismo entré como en una posición más humilde, de sentirme inferior por menos experiencia, edad, tamaño de empresa, ganancias y muchas otras cosas más, fue cuando más estupideces llegué a escuchar.

  • El extremo condescendiente: «A ver te explico, lo que tú tienes es una startup, entonces tienes que planear su crecimiento exponencial, sino no vale, y debes tener una estrategia de salida». Queriendo explicarme cosas muy básicas y no pasaban de ahí, la cosa es que claro tal vez yo estaba dando una impresión de inferioridad total y de ignorancia. Al margen de eso, esa mentalidad no me ha cuadrado mucho eso de andar buscando unicornios y buscar mucho mucho financiamiento, y luego vender y topes. Pero bueno eso es material para otras publicaciones.
  • El extremo de superioridad: «vos tienes una empresa enana, tal vez cuando tengas un tamaño como el de nosotros podamos tener puntos en común para poder revisar y conversar». Y bueno eso era cierto, y creo que sigue siendo, pero loco, justo por eso llegué a hablar de estas cosas contigo, no porque ya sabía sino porque creía que podía saber a través de tu experiencia.
  • El extremo corrupto: «Tranquilo que sí podemos llegar a trabajar en conjunto, y claro ahí como tus servicios se alinean con los nuestros podemos atacar a los clientes y armar unas pujas para irnos repartiendo el mercado y te puedo poner en contacto con algunas personas que tienen influencia en tal entidad del estado y en tal empresa, entonces les pagas un fee (un fee le dicen a la coima, ¡puercos!) y te ayudan a que el contrato te salga». Creo que esto fue de lo que más me he topado en este mundillo empresarial ecuatoriano, el sistema está podrido en todos lados, no solo en la política y lo público, también a nivel empresarial y en lo privado.
  • El extremo irracional: «¿qué? ¿por qué te iba a dar esa ayuda? ¿me vas a copiar? ¿te vas a meter en mis clientes? ¿qué pretendes? ¡no sabes con quién estás hablando! ¡una llamada mía y te cierro las puertas de todo el mercado ecuatoriano!». Sin comentarios.

Al final me di cuenta que esta búsqueda era infructuosa. Acelerar las cosas no iba conmigo e iba a ser una suerte gigantesca encontrar a alguien que coincida con mi forma de ver las cosas y con lo que yo pensaba que debía o no hacer con mi empresa y me ayude en ese camino. Me di cuenta que estas interacciones más bien me estaban chupando mi energía, mis ganas de hacer, mi gusto por lo que estaba haciendo y no estaba consiguiendo ningún beneficio tangible. Realmente lo único que conseguí, que no es tampoco algo menor, fue ver que no estaba tan perdido como yo pensaba; y de pasito fui aprendiendo todas las prácticas empresariales que no me gustaban, así que les agradezco a todas estas personas en posiciones de poder (gerentes, propietarios, fundadores) que me enseñaron con ejemplos claritos todo lo que no quiero llegar a ser.

Al final creo que fue mejor dejar de lado esa intención de buscar un mentor, pero sí seguir abierto a aprender, leer libros, buscar cursos, compartir. En mayor o menor medida también he podido ayudar a personas que les ha tocado vivir lo mismo que a uno y que de alguna forma he podido apoyar con mis experiencias. En parte es la idea de este blog y en verdad disfruto eso.

2 comentarios sobre “De mentores dementores

  1. Gracias Andres por compartirnos tú experiencia de búsqueda de mentores, en mi camino de búsqueda también ha pasado ciertas cosas similares y muchos casos favorables; sigue siempre hacia adelante empujando a tú propósitivo de vida personal y propósito de vida profesional; en el camino te darás cuenta que te acompañan mentores para cumplir dichos propósitos.

    Un fuerte Abrazo,
    Vinicio Vasquez B.

    Me gusta

Deja un comentario