No lo logré

A pesar de haberme comprometido a lograr un número de publicaciones este año, no fue suficiente para mantener el ritmo. No lo logré. No tuve la disciplina suficiente. Tuve, eso sí, muchos pretextos, y también algunas razones.

Pero al margen de eso creo que sí lo logré. Como dije al inicio de este blog, este proyecto era algo que tuve en la mente por muchos años. De hecho me pregunto qué hubiera sido de mí si hubiera seguido escribiendo en mis anteriores intentos de blog de forma regular, cuántas cosas pude haber contado, cuánto texto hubiera tenido publicado. Pero no fue así y no fue sino hasta hace un año aproximadamente que empecé de nuevo, pero en realidad fue que tuve ganas de nuevo. Tuve de nuevo esa gana de ponerme a escribir, y eso fue lo realmente valioso, aproveché la gana y empecé.

No pude avanzar del todo como lo había planeado. Tengo en la lista de borradores un montón de ideas, pero no todas las ideas son buenas, y más aún, no todas las ideas son fáciles de redactar. Tengo en la mira escribir sobre días bastante complicados en estos años y es duro recordarlos, es duro explicarlos, es duro ver que pude haberlos evitado, es duro aceptar esos errores, esas decisiones que provocaron que las cosas vayan mal.

Este año también luché con la sensación de que no merezco publicar esto, de pensar qué importa lo que me pasó y lo que no me pasó, lo que hice y lo que no. ¿Quién soy yo para publicar esto? Y haber seguido publicando aunque haya sido a tumbos y de la forma poco regular en que lo he hecho ya es para mí un motivo de alegría. No me siento totalmente satisfecho, pero tampoco me siento defraudado. Al final acepté que no quería que estas publicaciones, que busco que sean un desfogue y un ejercicio de relajación e introspección, se conviertan en un punto adicional de preocupación y estrés. Por eso llegué a publicar lo que sí logré escribir y lo que en su momento me pareció mejor. Luchar con la sensación de que lo que uno escribe es irrelevante también es difícil, para qué sigues escribiendo si no tienes a nadie que te lea. Pero, en realidad, es impresionante cómo se puede llegar a diferentes personas con las que difícilmente hubieras podido interactuar en la vida, a través de un espacio como este. Lo chévere del internet.

Lograr que una decena de personas lea cada una de estas publicaciones es realmente impresionante y es un honor que la gente dedique algo de su tiempo a leerlas. En el tiempo han habido varias personas, principalmente de mi círculo más cercano, que me han dado ánimo para continuar con estas publicaciones, me han dicho que les resultó útil y eso es, claro, algo muy halagador. En parte es lo chévere, ver que un escrito tan sencillo y tan simple pueda ayudar a alguien y pueda ser útil para alguien más que a mí.

Y voy tratar de mejorar, disciplinarme un poco más, ganar más ritmo. Hoy por hoy acabar un post como este me toma un tiempo más o menos importante. Esta publicación la escribo más o menos en una media hora, pero luego la reviso, cambio una que otra palabra, veo qué otras ideas puedo meter por un lado u otro y termina siendo un tiempo aproximado de una hora para publicar este artículo que se puede consumir en unos minutos. Darme cuenta de esto también ha cambiado mi perspectiva hacia las personas que producen contenidos en general. La cantidad de tiempo y esfuerzo requeridos para crear los contenidos y publicarlos, sea cual sea la vía (audio, video, escrito), es impresionante y mientras más complicado y más elaborado sea el producto final es aún mayor la dificultad de lograrlo, es un privilegio poder acceder a tanta información de tanta gente de forma tan sencilla.

Así que sí, este año fue diferente en parte también por esta iniciativa que pienso continuar. Muchas gracias a todos los que me leyeron. Contrario a lo que dice el título de este post, creo que sí lo logré.

30 minutos de lectura al día

Al fin he logrado volver a leer.

Me estresaba tener tantas cosas por leer, libros físicos, electrónicos, de fantasía, de aventura, de empresa, técnicos, cuentos, novelas. Tantas cosas por leer y yo leo tan lento.

Llegué por coincidencia, o sea por sugerencia del algoritmo de YouTube , a este pequeño documental.

Aparte de lo chévere de este documental que muestra unas librerías super chéveres y recomienda un par de libros me dejó impactado la sección donde el autor de Wait But Why, Tim Urban, habla sobre cómo leyendo 30 minutos al día uno puede terminar leyendo más, en realidad bastante más de lo que se lee actualmente, eso está desde el minuto 1:50 hasta 6:15 aproximadamente, aunque el documental no tiene desperdicio en sus 37 minutos, esa es la parte que más me impresionó.

Decidí darle una prueba a ese acercamiento. En qué momento del día me quedaba mejor sacar 30 minutos, logré a punta de gusto por leer sacar 30 minutos de la mañana. Empecé a despertarme un poco antes para poder tener esa media hora.

Lo único que puedo decir es que resulta. Fue lo suficientemente sencillo y efectivo para resultar. Sacar 30 minutos es algo que sí se puede lograr. Ya sea al inicio del día, ya sea durante algún momento de descanso, tal vez en la noche, antes de dormir, en algún momento del día se puede obtener 30 minutos. Lo bueno es que darse ese tiempo, resulta. Empecé a finales de junio, he leído prácticamente todos los días durante 30 minutos. En el 2018, con todo y lo que me llenaba la boca diciendo que me gusta leer y que es una de las cosas que más disfruto, leí 2 o 3 libros. Usando, por estos meses, lo de leer 30 minutos al día llegué a leer 20 libros.

Esto me ha traído un montón de beneficios, por un lado he podido leer un par de libros que me han servido para tener nuevas ideas para la empresa, por otro lado he leído algunas obras que desde hace mucho tiempo que quería leer y no me daba el tiempo para hacerlo. Pero principalmente me ha dado un impulso anímico brutal, poder tener esa sensación de efectivamente estar leyendo, me ha ayudado a ser mejor con lo que escribo, me ha dado mayor fluidez para expresar mis ideas. Y ahora sí puedo decir: me gusta leer, es una de las cosas que más disfruto, y ahora sí que estoy leyendo, y eso para mí ha sido un triunfo tremendo.

Como bien se dice en el documental, la única forma de vencer a la ansiedad de querer leer más y leer todos esos libros que uno tiene tanto físicos como en la carpeta de descargas, es leyendo, creando un hábito, aprovechando esos tiempos muertos del día con una sesión breve de lectura en vez de darle un tap a una red social.

Si me cobras, me enojo

He tenido varias veces problemas con otras empresas porque me he visto en la necesidad de pedirles que me paguen por algún producto o servicio, y no quieren, y encima que no quieren se enojan porque se les cobra. Un par de relaciones comerciales de años se fueron al caño porque llegado el momento tuvimos que exigir que nos paguen una plata que nos debían.

Yo también he estado muchas veces en la posición de no poder pagar a tiempo alguna cuenta, tanto personal como de negocio, y normalmente mi actitud ha sido «ya pues, yo te debo, sé que estoy quedando mal, pero hey aquí estoy, dame un tiempo más, no te preocupes que esa deuda está activa y yo te pagaré» o algo así. Igual el afectado se debe morir de las iras pero quiero creer que en algo ayuda dar la cara.

Tuve un caso en el que una empresa me debía un dinero por un proyecto conjunto que habíamos armado, y claro cuando yo pude confirmar que el cliente ya había pagado les escribí a decir «qué bacán, ya nos pagaron, avísame cuándo me pagas mi factura». Esa interacción se convirtió en un calvario, unilateralmente estos manes decidieron que debíamos esperar, asumo yo que algo hicieron con esa plata, cubrieron algún imprevisto o algo, pero en vez de decir «ve, por favor espérame un chance, esa plata como entró salió y no te vamos a poder pagar» se pusieron en una actitud estúpida y cada vez que preguntábamos la fecha en la que podríamos recibir el pago la actitud de ellos simplemente se iba poniendo peor. Dejaron de contestar correos y teléfonos, y se rompieron relaciones, según yo de la nada, no sé en realidad qué pasó. Y yo maldije el momento en que decidimos que ellos ponían la factura al cliente. Al final bueno luego de un par de meses pagaron, en una actitud hermética, sin pedir disculpas por la demora, sin dar explicaciones. Pero bueno, pagaron. Y fue hasta nunca.

En otro caso ya no éramos tan novatos, una empresa se rehusó a pagarnos una factura por un servicio entregado, así porque sí, porque no querían, porque no iban a pagar y que si por último nos daba la gana que les demandemos. Y nos dio la gana. Y les demandamos. Y claro el caso era tan claro que en el juzgado ya nos pusimos de acuerdo no más en cómo nos iban a pagar.

El punto es que no entiendo esa posición de no aceptar cosas innegables. Me debes esa plata y me la debes. Me imagino que es un poco jugar al braveo y en vez de adoptar una posición conciliadora se trata de imponer una actitud prepotente y del tipo «a mí no me vienes a cobrar vos, yo veré cuándo te pago, si quiero».

Al final la interacción entre empresas es igual una interacción humana y pueden pasar iguales o peores estupideces que cuando se trata solo de personas. Lo bueno de este tipo de situación es que uno ya aprende a lidiar mejor con estos problemas y también se gana en experiencia y claro ya se sigue sumando gente a la lista de en quién no confiar.