Razones por las que emprendí: Trabajos turros

Sacando algo bueno de lo malo, tener muchos trabajos turros me impulsó a buscar algo diferente. En este artículo explico una de las razones por las que emprendí, según les conté hace varios meses, que fue haber tenido lo que llamo trabajos turros. No me quiero enfocar en el sueldo, a la larga si te pones a pensar en materia económica ningún sueldo justifica el dedicar tantas horas de la vida a trabajar en una organización, al menos no los sueldos de entrada de mis primeros trabajos. No va tanto por ahí el asunto, hasta cierto punto el hecho de haber dedicado estos años a mi negocio no ha sido la operación financiera más eficiente, hay gente como de mi edad o experiencia ganando hasta 2, 3 o 4 veces más fácil. Si bien el dinero es importante no va por ahí esta publicación. Aunque ahora que lo pienso tampoco fueron unas condiciones económicas envidiables las que tuve que dejar de lado, más bien fue un punto que facilitaba la situación el no tener que despedirme de un sueldo sustancioso al momento de empezar a trabajar por mi cuenta.

Aclarado eso (lo de la plata), el principal problema que tuve con mis trabajos previos fue la falta de seriedad de las organizaciones para las que trabajé, la falta de cumplimiento de los acuerdos a los que llegamos, o que ya llegado el momento simplemente ignoraban lo acordado y fingiendo demencia se daban por satisfechos con decir más adelante analizaremos tu situación. Es impresionante lo desconsolador que es eso. Traté de hacer un trabajo que considero aceptable en cada uno de mis empleos, nunca tuve algún reclamo o queja por el trabajo realizado, más bien al contrario, y el hecho de que no se iban cumpliendo los ofrecimientos de crecimiento me desilusionaba.

Pero más que las faltas en cumplimiento de ofrecimientos y perspectivas de crecimiento el problema que me complicó siempre fue que me asignaban más trabajo y nuevas responsabilidades sin beneficios adicionales y lo peor peor y eso sí fue en 2 ocasiones lo más matador fue que en vez de ascenderme me descendían. Después de meses de esfuerzo y cumplir lo que me pedían me subían de puesto y luego por haber demostrado ser siempre el más acolitador me devolvían a las tareas previas. El premio era hacer cosas más interesantes y estar en una posición mejor y luego me regresaban a las tareas anteriores con peores horarios. Nunca tuve mucha paciencia para aguantar este tipo de situaciones y optaba por buscar algo más.

Luego al encontrar otras opciones venían de nuevo situaciones extrañas que complicaban mi desenvolvimiento. Al final vi que nunca me iba a conformar, o sería que tenía tanta mala suerte para justo pegarles a los trabajos turros. Con esas situaciones ya se me iba metiendo el bichito de arrancar algo independientemente. ¿Será que lo logro? ¿Será que hago algo mejor que lo que lograron hacer mis empleadores?.

A sabiendas de esto, siempre ha sido uno de mis objetivos poder crear puestos de trabajo en los que la gente se sienta cómoda y tratar de ser lo más claro posible en cuanto a sus perspectivas de crecimiento y lo que les puedo ofrecer y no. Esto ha provocado igual que gente se desilusione, porque claro si alguien me pide un aumento y yo no se lo puedo otorgar (aunque lo merezca) no puedo hacerlo, pero creo que hasta ahora ha resultado bien, la claridad y la sinceridad. Mucha gente que se ha ido me han dicho que fue chévere trabajar juntos pero que tienen que moverse, que les van a pagar más, que van a tener beneficios adicionales, y está bien.

Espero poder seguir estabilizando mi operación y también avanzando y creciendo como organización, y cuando llegue ese momento espero poder estar a la altura y no crear situaciones como estas que me tocó vivir a mí, que las personas que trabajen conmigo tengan una buena experiencia de vida y no lleguen a decir que fuimos un trabajo turro más. Es chistoso porque siempre que escribo estas cosas en retrospectiva me dan risa, pero ese rato me daba contra el suelo, espero sinceramente que ninguna persona de las que ha trabajado conmigo se haya sentido así.

Al final gracias a esa falta de oportunidades buenas o por esa simple «mala suerte» (o tal vez yo llamaba a esas oportunidades malucas) fue que me lancé. No tenía nada que perder y ya revisándolo ahora, sí tenía mucho que ganar.

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