Aliados

Así los llamamos a la interna. En resumen son todas las empresas con las que trabajamos de una u otra forma para entregar nuestros servicios, ya sea complementando sus equipos o contando con ellos para complementar nuestros servicios.

Los aliados (partners, empresas amigas, como sea que se les quiera llamar) han sido uno de los principales motores que hemos tenido como empresa para avanzar, pero si la interacción entre socios, amigos, es dura, la interacción con otras empresas es bravísima. Se presta para tantos malentendidos, para tantos chismes de pasillo, para tantas tonterías y estupideces.

A lo largo del tiempo planeo hablar con mayor detalle de cada una de las empresas con las que he interactuado, obviamente sin nombrar a nadie, creo que no hace falta, y quien quita muchos podrán darse cuenta de quién estoy hablando, pero no es la idea. Más bien el objetivo de estas publicaciones es hablar de los diferentes roles que otras empresas han tomado a lo largo de la vida de la mía.

Llegado un momento crítico, de los varios que hemos tenido, nos dimos cuenta que no podíamos entrar a competir solos en los proyectos en los que tratamos de abordar, era necesario tener compañía. Aceptar nuestras limitaciones fue una de las cosas que nos permitió mantenernos, de hecho fue una de las estrategias que nos permitió consolidar nuestra operación. En su momento fue la forma de sobrevivir, luego fue algo más conciente, entendiendo que realmente muchos de los que llamamos aliados en su momento, en realidad, eran nuestros clientes, una cartera de clientes super específica.

El trabajar con alianzas generó también algunos conflictos, no tener lineamientos claros y en muchos casos ni siquiera algo por escrito, creó en el tiempo que se generen roces innecesarios y totalmente evitables. Pero bueno así se aprende, muchas veces nosotros como empresa «nueva y pequeña» esperábamos que las condiciones sean dictadas por las empresas «grandes y experimentadas» y al final ellos tampoco sabían qué hacer o cómo resolver las cosas. Si todos aprendían en el camino, ¿por qué no nosotros?

Una de las cosas que se dan cuando se trabaja en alianzas, mucho más si son estrechas, es que la gente empieza a perder la noción de los límites y las responsabilidades de cada parte. Es importantísimo tener claros esos puntos, saber qué corresponde a cada empresa. Saber qué activo, idea, conocimiento, actividad, es de cada una. Hasta en lo más básico. Un ejemplo sencillo: Hace mucho tiempo creamos una plantilla de propuesta de servicios que enviábamos de forma regular a nuestros clientes, tenía una frase al final que decía algo como: «Para nosotros será un gusto entregarle nuestros servicios», queríamos crear algo de familiaridad, hacer notar que realmente nos gusta lo que hacemos. Después fue una sorpresa ver que en una de las propuestas de nuestros aliados usaban la misma plantilla, las mismas secciones y la misma frase final. Es un ejemplo simple entre muchos.

Pero sin duda el trabajo en alianzas tiene un componente que es el más crítico. Los clientes finales. Realmente esto da para hablar largo y tendido. Ya perdí la cuenta de las veces que me han dicho que no puedo hacer negocios con alguien porque es cliente de otra empresa: «Te metiste en mi cliente». La verdad siempre es lo mejor, que los clientes sepan desde el inicio que los servicios que están recibiendo son entregados por un conjunto de empresas, pero en muchos casos esto no sucede. Y bueno, nosotros hemos desarrollado un código de ética en el que decidimos que no vamos directo a clientes finales con el mismo producto con el que entramos con nuestros aliados, siempre y cuando se cumplan las condiciones de la alianza, pero hemos escuchado y visto tantos casos de prácticas desleales y que pueden llegar inclusive a ser mafiosas que nos ha llevado, a fin de cuentas, a siempre tener acuerdos por escrito. Esto ha disminuido los problemas pero también ha provocado que tengamos otros de gran calibre.

La relación con aliados puede ser compleja pero, como todo, bien llevada, puede entregar grandes beneficios a todos. Espero más adelante poder abordar este tema con mayor detalle, y espero sobre todo no herir susceptibilidades.

Creando empresa: Hablemos de socios

Cuando empecé con el proyecto que luego se convertiría en empresa no pensé que tener socios sería tan complicado. Pero al final es una relación humana que se puede volver muy conflictiva, esencialmente, debido a que va a haber dinero involucrado.

No quiero que este post se convierta en una triste semblanza de lo pésimo que me fue con mis socios a través del tiempo, por eso no quiero contar hechos muy puntuales del asunto, más bien voy a compartir un par de enseñanzas y reflexiones que me ha dejado todo esto. 

En más de una ocasión escuché decir que uno no debería emprender negocios con la familia, con amigos, con la pareja. En muchos casos esto es cierto, pero no precisamente porque sea una situación imposible de concretar y llevar a buen término, sino porque uno entra con la creencia preconcebida de que por ser familia, amigo o pareja se va a poder estar siempre de acuerdo con una persona y no. Es más uno piensa que por más problema que exista uno va a poder llegar a algún acuerdo con el familiar, pana o pareja; y en la mayoría de los casos eso no pasa. Pero sí se puede ser socio de la familia, amigos o de la pareja si se tienen claras las reglas del juego. Yo logré fundar una empresa con mi actual esposa (en ese entonces novia), y es la mejor socia que he tenido. En verdad esto de emprender con la pareja da para varias publicaciones… en el futuro hablaré largo y tendido sobre esto, porque es super divertido.

Es necesario tener claro qué contribuye cada uno de los socios, cuál va a ser su aporte, quién va a tener qué responsabilidades. Con esto muy claro, es posible determinar cómo se van a repartir los porcentajes de participación o acciones de la empresa. Saber distribuir apropiadamente las participaciones va a ser crítico en el corto plazo.

Una de las peores cosas que se pueden hacer es repartir por partes iguales las participaciones o acciones. Pensemos en una empresa con 4 socios, donde cada uno tiene el 25%, va a ser muy frecuente que se creen situaciones donde 2 socios quieren hacer algo de una manera y los otros 2 de otra, y ¡carajo! legalmente todos tienen el mismo peso, en verdad eso lo he visto demasiadas veces, pasó en mi empresa y ha pasado en las de panas que tuvieron el mismo idealismo al repartir porcentajes. Si se va a hacer de esa manera al menos todos deberían estar de acuerdo en que alguno de los presentes va a tener el voto dirimente, y van a tener que respetarlo. Lo mejor sin duda va a ser que los porcentajes permitan crear mayorías fácilmente, que alguien tenga el 51%.

Siempre va a haber un socio conflictivo, normalmente va a ser el que menos haga, y que seguramente va a ser el que menos arriesga… lo digo por experiencia… lo peor que se puede hacer es aceptar los criterios de este tipo de persona tóxica para evitar conflictos. A la larga igual va a seguir siendo conflictivo, va a pensar que siempre se tiene que hacer lo que quiere sino apelará al berrinche. Es necesario que todos los implicados se atengan a las reglas de los estatutos de la empresa, que se hagan votaciones, que las cosas sean formales y se respeten las decisiones de la mayoría. Se que suena super obvio pero a mí me ha resultado más difícil de lo que suena.

Una de las cosas que uno cree que puede dar por sentado es que todos los socios se respetan por igual y que por eso las cosas van a darse de forma muy fácil. Pero no es algo que se dé así como así, es más, es complicado. Claro que uno debe buscar justamente eso, que todas las personas involucradas se respeten entre sí, pero yo he tenido socios que creen que son superiores y menosprecian a los demás, y eso puede crear situaciones super incómodas a tantos niveles que la verdad ahorita que me acuerdo de varias me dan ganas no sé si de reír o de llorar.

Finalmente creo que uno de los puntos que más quiero resaltar es que una persona que llegue a ser tu socio no puede ser cualquier aparecido. Debes saber de qué pata cojea cada persona (es abrumadora la cantidad de gente que tiene una fijación malsana por la plata), es necesario saber qué ideales tiene cada uno, qué espera del proyecto, qué objetivos persigue, ese conocimiento de las personas no se da de la noche a la mañana. Pero ni siquiera conocer a una persona de toda la vida te garantiza el éxito, la dinámica de una empresa o negocio, los problemas financieros, los dilemas morales a los que te enfrentas en el mercado te permiten conocer lo mejor de las personas con las que te asocias pero en su mayoría te dejará ver lo peor de la gente, y solo ahí en esas encrucijadas verás de qué está hecho cada quien y entonces conocerás realmente a tus socios.

Asociarse en una empresa es una relación humana que puede resultar caótica y traumática, pero luego te arriesgas, conoces a las personas indicadas y cuando el equipo se engrana, es encantador ver como todo empieza a caminar.

Creando empresa: Razones por las que emprendí

Hace diez años era un tipo de 25 años a punto de tomar una decisión que cambiaría muchos aspectos de mi vida. Me gustaría que este post fuera una narración inspiradora, llena de razones entre lo mágico y lo místico para decir porqué fue que me lancé a crear una empresa.

Nada más lejos de lo que realmente sucedió en ese momento. La decisión de emprender fue más que nada un arranque de optimismo mal calculado. En ese entonces era un inexperto que no tenía ni mucha experiencia, ni dinero, ni visibilidad de lo que implicaba crear una empresa, menos aún tenía una idea de negocio clara, tampoco tenía un equipo de trabajo definido, ni clientes. No tenía nada.

Lo que sí tenía era un trabajo con el que no me sentía conforme, tenía una deuda (no tan alta, por suerte, que adquirí para apoyar a mi familia), tenía un sueldo bajo (pero constante), tenía un montón de promesas de mejora por parte de mi jefa (que se aplazaban y no se cumplían), tenía a mi familia (que me garantizaba un techo y comida) y a mi novia (que estaba a punto de convertirse en mi socia).

Tenía las ganas de hacer algo, y era justamente eso: algo, el concepto super etéreo de emprender en un negocio. Ese «algo» estaba sesgado a la creación de un negocio que tuviera que ver con las tecnologías de la información, debido a mis estudios, pero en ese entonces ni me había graduado aún. Como la mayoría de egresados era una persona que sabía poco de mucho, lo que se traducía en no saber nada en específico, es decir, no sabía ni sobre mi campo de conocimiento y menos sabía de negocios.

En ese punto de la vida mi razonamiento final, el que me llevó a iniciar todo, fue: «Soy un tipo de 25 años, no tengo hijos, no tengo un trabajo que me duela perder, no tengo obligaciones muy altas, voy a probar suerte. No tengo nada que perder«. (Ahora que leo la frase me da hasta un poco de risa, siempre se tiene algo que perder, era un guambra que no sabía nada de la vida). Y así me convencí a mí mismo, iba a crear una empresa. Y empecé a convencer a otras personas.

Me parece que el título de esta publicación suena a que va a haber una lista, así que para resumir voy a decir que las razones que tuve para emprender fueron:

  • Tenía un trabajo turro (y en resumen no me conformaba con ningún otro).
  • Creía que podía crear algo (en ese momento no sabía qué).
  • Era el momento de arriesgarme porque era joven y sin obligaciones.
  • No tenía nada que perder (y terminé perdiendo muchas cosas).

Releo mis razones y me suenan más bien a pretextos, al final era algo que quería hacer y la razón principal, entonces, es que tenía esa gana, ese impulso de emprender.  Eso sí lo resume todo.

Todas las razones eran erróneas, no son los típicos enunciados que te vas a encontrar en las muchas guías de cómo emprender que abundan en la red.  Ahora viendo todo en perspectiva me pongo a pensar que fue una decisión muy impulsiva y demasiado riesgosa. Pero al final los riesgos dieron frutos, lo impulsivo me obligó a aprender muchas cosas sobre la marcha, y los errores, que fueron muchos, fueron una escuela severa pero también gratificante. 

En futuras publicaciones quiero contar el porqué pienso que las razones que expuse acá fueron erróneas, cómo corregí esos errores, y cómo al final de cuentas sigo trabajando en la empresa que se creó luego de lanzarme al vacío a crear «algo».

Inicio / reinicio

Hay proyectos que uno mantiene en mente por mucho tiempo y al dejarse llevar por el tobogán de las circunstancias simplemente quedan ahí. En espera.

Son 10 años. El tiempo que pasa sin detenerse. Las múltiples actividades. Algo tan sencillo como un blog, aplazado, como un pendiente constante, presente. Es increíble como uno puede llegar a torturarse con pendientes que al final se resuelven simplemente con acciones. Quiero abrir un nuevo blog, ábrelo.

Al margen de eso, viendo el lado positivo, han sido 10 años interesantes. Tiempo que ha dado mucho qué contar, con muchos tropiezos y con éxitos también. He tenido la oportunidad de participar en muchos proyectos, he escapado de la quiebra, he competido contra empresas excelentes, me he topado con gente excepcional y también con gente de la peor calaña.

Hace tiempo tuve un blog donde hablaba de muchas cosas, lleno principalmente de publicaciones mundanas, pero esta vez me interesa escribir contenido un poco más enfocado, apuntando principalmente a mi experiencia creando una empresa en Ecuador, con todo lo que eso implica, y también sobre tecnología de información que es mi principal campo de acción profesional. Claro que no descarto que eventualmente aparezca un post visceral y fuera del foco principal del proyecto.

En ese entonces cuando empecé a pensar en abrir otro blog, no me sentía con la calidad moral de hablar de los temas que tenía en mente. La verdad me arrepiento de haber dudado. No sé si en este punto cabe decirlo, pero quién sabe, tal vez a través de este ejercicio de publicar y reflexionar hubiera evitado muchas fallas y hubiera podido encontrar oportunidades diferentes. El tiempo pasó y más que tener la calidad moral, tengo tantas cosas en la cabeza, que de alguna forma quiero aprovechar todo ese cúmulo de ideas, ordenarlas, sacar más provecho de mi experiencia.

La idea no es llenar mis publicaciones de verborrea de emprendedor, tampoco de buzzwords tecnológicas (tampoco de anglicismos), menos de noticias rimbombantes o trucos para ganar tráfico. Hasta cierto punto este es principalmente un ejercicio personal a manera de diario y recuerdo de las cosas que han pasado, cómo han pasado y las lecciones que han dejado, pero tomando en cuenta que es también público será interesante cualquier conversación que se genere dentro de este espacio.

Vamos a ver a dónde nos lleva esto.